José Ramón Enríquez ha enriquecido el patrimonio artístico de nuestro país, y su obra y trayectoria son ejemplo e inspiración para las nuevas generaciones, refirió María Cristina García Cepeda
La directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda, hizo entrega de la Medalla Bellas Artes 2016 al dramaturgo, poeta, director de escena, actor y docente José Ramón Enríquez, por su trayectoria y sus múltiples méritos.
En un acto realizado la noche del jueves 25 de agosto en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la titular del INBA entregó el galardón a nombre de la Secretaría de Cultura del gobierno federal, al tiempo que agradeció al artista su a€œgran humanismo, coherente y comprometidoa€ y su creación, que a€œsiempre ha estado al servicio de los otros, de nuestra sociedada€.
Acompañada por Antonio Crestani, Sergio Galindo y Luis de Tavira a€“directores que han llevado a la escena algunas de las obras del galardonadoa€“; la escritora Malena Mijares, y el coordinador nacional de Teatro del INBA, Juan Meliá, María Cristina García Cepeda refirió que la creación de José Ramón Enríquez ha seguido una vertiente barroca, poética y de múltiples tonalidades.
a€œSus aportaciones al ámbito teatral mexicano como dramaturgo, educador y director escénico, o prestando voz y presencia a grupos vulnerables a€“a través de su asociación civil Teatro Hacia el Margena€“, provienen de los ideales sólidos y el compromiso social en los que se formó desde el hogar, los cuales ha honrado a lo largo de su vidaa€.
Consideró un honor entregar la Medalla Bellas Artes a un hombre cuyos méritos y trayectoria artística de medio siglo han enriquecido la vida de los mexicanos por medio de una disciplina, el teatro, que para él es a€œuna liturgia laica, un rituala€.
Para José Ramón Enríquez, agregó, la lírica es una especie de monólogo interior, y la gramática, poesía dialogada. a€œLorca decía que la poesía se humaniza en el teatro, y José Ramón Enríquez encontró en el teatro y en la poesía su forma de ser en el mundoa€.
Finalmente, la directora general del INBA resaltó que José Ramón Enríquez a€œha enriquecido el patrimonio artístico de nuestro paísa€ y que su obra y trayectoria a€œson ejemplo e inspiración para las nuevas generacionesa€.
Por su parte, el maestro Enríquez se dijo a€œabrumado y agobiadoa€ por el reconocimiento y las palabras vertidas por sus colegas poco antes de la entrega de la medalla: a€œEs demasiado. Y es que yo no he hecho más que mi deber. Muchas gracias a todos. Ahora, hay que seguirlea€.
La ceremonia comenzó con la proyección de un video en el que expresan su admiración y respeto amigos y colegas de José Ramón Enríquez, como Roger Bartra, Mauricio García Lozano, Jesús Ochoa, Ignacio Solares, Josefina Alcázar, Eugenia Leñero y Miguel Flores.
Luego de la proyección, Antonio Crestani hizo un reconocimiento a su maestro José Ramón Enríquez a€“con quien trabajó en sus inicios dentro del teatro y la promoción culturala€“ y lo calificó de a€œun artista en toda la extensión de la palabraa€, a€œun sabio universala€ que bien podría ser a€œla reencarnación de Quevedoa€.
Sergio Galindo llevó hasta la sala a€œun saludo desde Sonora, donde se le quiere, respeta y admiraa€ a José Ramón Enríquez, un artista cuya calidad humana lo hace merecedor de la Medalla Bellas Artes: a€œUn reconocimiento como este hace que se recupere el aliento y nos honra a todos. Llega en un buen momento, porque aún tiene mucho que darnosa€.
Formado en las lides de la militancia política, el teatro y la poesía a€“recordó en su oportunidad Malena Mijaresa€“, José Ramón Enríquez es un hombre versátil, maestro de maestros, cuya verbalidad y oficio poético lo hacen merecedor de la Medalla Bellas Artes.
a€œMe deslumbra desde el primer día el ardor con el que defiende sus posiciones. En más de medio siglo de amistad he constatado que es la casa familiar a€“de transterradosa€“ donde se halla el origen de su vocación múltiple, su amor por la palabraa€.
Durante su intervención, Luis de Tavira, director artístico de la Compañía Nacional de Teatro del INBA, recordó que Enríquez nació en 1945, marcado por la bomba de Hiroshima y la Guerra Civil Española. Por ello, al tomar conciencia del ansia de destrucción del mundo, se convirtió en poeta de nacimiento, por rebeldía y por esperanza, aseveró.
De Tavira se refirió a la vena poética en la obra de Enríquez como aquel arte que crea refugios, aquella que es a€œluz obscura, donde las sombras deslumbran y los fulgores abren cavernas: poesía totala€.