En lo que va del año, el gusano descortezador ha afectado más de 6 mil hectáreas de bosque en el Estado de México, debido a factores como la sequía, incendios forestales, tala clandestina y cambio climático. Según Miguel Harrison Custodio, jefe de Sanidad Forestal en la Protectora de Bosques del Estado de México (Probosque), estos factores han debilitado los árboles, facilitando la propagación del insecto.
El gusano descortezador se alimenta del tejido que transporta nutrientes en la corteza de los árboles y, aunque está presente todo el año, su actividad aumenta durante las épocas de menor precipitación, cuando los árboles son más vulnerables. Harrison Custodio advirtió que este 2024 ha sido un año especialmente complicado para controlar la plaga, debido a la presión que enfrentan los bosques por el cambio climático y el estrés hídrico.
La región de Valle de Bravo, en el sur del Estado de México, ha sido la más afectada, ya que sufre de baja retención de agua y deterioro forestal debido a incendios y erosión. Harrison hizo un llamado a ejidatarios y propietarios de terrenos forestales para que vigilen sus predios y reporten síntomas de plaga, como cambios en la coloración de los árboles y acumulación de grumos.
El control de esta plaga requiere medidas drásticas, como el derribo y descortezamiento de árboles infestados, aplicación de insecticidas autorizados y, en algunos casos, la quema de los ejemplares afectados. Probosque apoya a los propietarios mediante estudios fitosanitarios que facilitan la detección temprana y el control de la plaga para minimizar el impacto ambiental.