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Sábado 20 de abril de 2024

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100 por ciento terminada la restauración de retablo lateral y pintura de la Virgen de la Luz, del templo de San Juan Teposcolula, Oaxaca

100 por ciento terminada la restauración de retablo lateral y pintura de la Virgen de la Luz, del templo de San Juan Teposcolula, Oaxaca

100 por ciento terminada la restauración de retablo lateral y pintura de la Virgen de la Luz, del templo de San Juan Teposcolula, Oaxaca

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Tras varios meses de arduo trabajo, a cargo de la Secretaría de Cultura y el INAH, se concluyeron los trabajos de restauración de ambos bienes muebles por destino.

El templo de San Juan Teposcolula es una edificación del año 1599 y su estilo arquitectónico diverge del churrigueresco predominante en la región Mixteca.


El templo de San Juan Teposcolula es una edificación del año 1599, y se localiza en la parte noreste del estado, a unos 112 kilómetros del centro de la ciudad de Oaxaca. Su arquitectura es de una belleza distinta al resto de los templos que se reparten en las zonas aledañas, porque posee una sobriedad, la cual diverge del churrigueresco predominante en la región Mixteca.

Por ejemplo, este templo no tiene los campanarios a los costados, sino en su ábside, lo que le da gran singularidad. La fiesta principal de este municipio se celebra el 24 de junio, en honor al santo patrón San Juan Bautista, y se realizan dos fiestas en honor a la Virgen de la Luz.

Tras las afectaciones de los sismos de 2017, el retablo lateral del Templo de San Juan Bautista y la pintura con la imagen de la Virgen de la Luz resultaron afectados. Luego de varios meses de arduo trabajo, a cargo de la Secretaría de Cultura y especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se concluyeron los trabajos de restauración de ambos bienes muebles por destino.

El retablo presentaba acumulación de material ajeno debido al desprendimiento de aplanados pulverizados del inmueble, producto del movimiento telúrico registrado el 7 de septiembre del año en curso. Además, en el remate del retablo se observaba el desajuste y despegue de los ensambles, originado por las fuerzas de tensión y flexión excesivas a las que fueron sometidos durante el fenómeno natural.

Por su parte, la pintura, localizada en el remate de la calle central del retablo mencionado, estaba desprendida del marco, dado que las cuñas y pernos que lo sujetaban se forzaron ante la tensión excesiva que recibió su estructura durante el temblor.

Dicha obra presentaba un desajuste en el ensamble de la esquina superior derecha del bastidor, debido al esfuerzo que provocaron los sismos en la propia estructura del retablo. El lienzo estaba roto en su esquina inferior derecha y tenía craqueladuras de tipo caballete y cazoleta.

Su barniz se encontró ya amarillento por oxidación y polimerización; asimismo, presentaba gran acumulación de polvo originada por la deposición de material pulverizado desprendido de los aplanados del inmueble por el sismo.

Después de colocar el andamio, el cual facilitó el acceso a los diferentes cuerpos del retablo se retiraron las dos pinturas que alberga, una de ellas relativa a la Virgen de la Luz, que resultó dañada; ambas fueron resguardadas temporalmente para su estabilización.

Posteriormente, se realizó una limpieza superficial en seco con brochas de cerda, perilla y aspiradora, tanto del anverso del retablo como del espacio habido su respaldo, con la finalidad de eliminar el polvo acumulado y los restos de aplanado resultado del siniestro.

Los fragmentos más grandes de aplanado desprendidos u otro tipo de material ajeno depositados entre el muro y el retablo, se retiraron teniendo especial cuidado en zonas frágiles para evitar nuevos desprendimientos.

Se prosiguió con una limpieza fisicoquímica en todo el retablo, así una fumigación por aspersión dada la presencia de ataque de insectos xilófagos; posteriormente, se consolidó la madera infestada aplicando el insecticida con brocha y por inyección hasta que la madera se encontró estable.

Después, el retablo se ensambló y se colocaron los fragmentos desprendidos, utilizando, en la mayoría de los casos, pernos para tener un mejor ajuste. Una vez colocadas las partes en su lugar, se protegió la madera con tablas para prensar y evitar el movimiento durante el secado.

Los injertos se hicieron con tallas de madera de cedro especiales para los lugares donde se necesitaban, los cuales se adhirieron con cola fuerte y presión. Asimismo, se reintegraron los dentellones que se desprendieron bajo la cornisa del primer cuerpo, y se instalaron dos tensores del mismo tipo de madera por la parte posterior del retablo, a la altura del ático, para lograr mayor estabilidad, colocando dos alcayatas en el muro y pernos.

Por último, la pintura que se ubicaba dentro del nicho se limpió superficialmente con brocha, y al finalizar la intervención del retablo se reintegró a su lugar. Para la intervención de la pintura se procedió a retirarla de su sitio.

El estado de conservación de la pintura de caballete era malo, por lo que sólo se llevaron a cabo procesos que permitieran su estabilización, pues de ello dependía la posibilidad de manipulación y restitución a su sitio.

En primer lugar, se llevó a cabo la limpieza superficial en seco por el anverso y reverso, utilizando brocha y aspiradora; también se removieron mecánicamente con bisturí las concreciones puntuales.

Continuó una limpieza fisicoquímica de la obra pictórica, con gasolina blanca con hisopo rodado y se aplicó con brocha una capa de protección con barniz de resina. Ya seco el barniz, se aplicó velado con engrudo y pellón y dejó secar.

Estas acciones permitieron proteger los estratos pictóricos y proceder con las siguientes acciones de estabilización de la pintura. Posteriormente, se devolvió el plano mediante el método de humedad y peso. Para ello, se colocó la capa pictórica sobre una superficie homogénea y el vano del bastidor sobre el soporte textil, un papel secante ligeramente humedecido con agua, y finalmente la tabla de madera con peso.

En el transcurso del secado se comenzó el tallado del cabezal inferior de madera de cedro. A continuación, se lijó ligeramente el soporte textil original, en la parte inferior de la obra, para posteriormente colocar un parche-banda de lino adherido al soporte textil original, con pegamento.

Adicionalmente, se colocó un injerto de madera de cedro en el ensamble superior derecho de la obra, el cual se unió al bastidor original con cola. Dicha intervención tuvo como finalidad tensar la pintura de caballete y estabilizar el bastidor. Al finalizar el proceso anterior, se procedió a la eliminación mecánica de velados, reblandeciendo previamente con agua tibia aplicada con hisopo rodado para evitar una humectación excesiva.

Después se realizó el ajuste–montaje de la pintura de caballete al vano correspondiente en el retablo, colocando cuñas de madera de cedro sobre la estructura del retablo para sujetarla o sostenerla en su lugar. Para terminar el proceso se aplicó una capa final de barniz con resina con brocha.

El resultado de esta intervención devolvió la estabilidad perdida con el sismo al retablo, así como la integración y aseguramiento de la pintura de la Virgen de la Luz que albergaba en su nicho.


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