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En una emotiva ceremonia, vecinos del lugar acompañaron desde primera hora a la cabalgata que “arengaba” a sumarse a la defensa del país.
Autoridades de los tres órdenes de gobierno depositaron ofrendas florales en el Monumento al General Pedro María Anaya y en el memorial a los caídos.
Las gestas heroicas trascienden a las generaciones y marcan a fuego los espacios donde sucedieron, así lo confirma la creciente participación de los vecinos de San Diego Churubusco, en Coyoacán, durante la conmemoración de una de las batallas más cruentas de la intervención estadounidense en México. En una emotiva evocación de ese hecho, niños, adultos mayores, hombres y mujeres acompañaron desde primera hora a la cabalgata que “arengaba” a sumarse a la defensa del país.
El acto cívico fue presidido por María Eugenia del Valle Prieto, directora de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); por Alfonso Suárez del Real, secretario de Cultura de la Ciudad de México; por Manuel Negrete, alcalde de Coyoacán; por Cecilia Genel, directora del Museo Nacional de las Intervenciones; y por Sarah Callanan, encargada de Negocios de la Embajada de Irlanda.
La comitiva depositó ofrendas florales en el Monumento al General Pedro María Anaya y en el memorial a los caídos del 20 de agosto de 1847, acompañados de la interpretación de bandas guerra y los debidos honores al lábaro patrio, así como por miembros de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina.
En representación del director general del INAH, el antropólogo Diego Prieto Hernández, la maestra María Eugenia del Valle invitó a los asistentes a imaginar sobre los que hoy son avenidas y calles asfaltadas, al otrora pueblo de Churubusco, con sus campos abiertos rodeados de ríos: el escenario de aquella batalla. Parapetados en el viejo convento, los mil 300 efectivos de las fuerzas nacionales hicieron el uso más racional de su escaso parque, frente a los seis mil soldados del ejército norteamericano.
La historiadora refirió este episodio narrado por Arturo Ortega Blake en su libro Ecos de gloria, “donde se asoma la angustia que vivieron todos aquellos dispuestos a defender la soberanía de nuestro país. Para su infortunio, los defensores de Churubusco se encontraron inermes y debieron rendirse al invasor, no sin antes haber librado durante horas la hazaña de sus vidas.
“Hoy —continuó— rendimos un justo homenaje a todos aquellos combatientes quienes, además de ser protagonistas de la peor hostilidad, fueron testigos en la construcción de nuestra República”.
Por su parte, el secretario de Cultura del gobierno capitalino, Alfonso Suárez del Real, destacó que hoy en día, ese armamento que hizo falta para resistir el sitio a Churubusco, recae en la memoria colectiva: “el parque se ha transformado en un instrumento de entereza y de confianza en la patria, el cual nos ha permitido sostener, a través de la historia, el amor a México”.
El funcionario resaltó dos aspectos, el primero, que más allá de los batallones Bravos, Independencia o San Patricio —formado por irlandeses, alemanes y polacos, desertores del ejército estadounidense—, y figuras clave como el general Anaya y el capitán John O’Reilly, también debe considerarse como patriotas a las no pocas viudas que debieron hacerse cargo de familias enteras.
El segundo —continuó—, que el ex convento, sede del Museo Nacional de las Intervenciones (MNI), es una “escuela viva, donde anida lo que aquí se gestó”. Fue el presidente Benito Juárez quien, aplicando la Ley de Desamortización de Bienes Eclesiásticos, convirtió este espacio en un hospital dedicado a la atención de enfermedades contagiosas; después sería escuela de arte, y en la actualidad lleva la valiosa labor de difundir la resistencia del pueblo mexicano.
Cecilia Genel, directora del recinto museístico, dijo que esta ceremonia cívica, la cual se realiza por séptimo año, es una oportunidad para revisar la historia, “no habrá vidas en juego ni una patria que defender, sino a la que honrar. Nosotros somos afortunados, tenemos el tiempo para hacerlo una y otra vez, hasta que la cabalgata escriba su propia historia”.
En tiempos en que abundan los discursos contra el que es “distinto”, Sarah Callanan, representante de la Embajada de Irlanda en México, señaló que esa era la condición de los irlandeses que se sumaron a la defensa de una nación ajena, de manera que “a 172 años de distancia, la causa del Batallón de San Patricio inspira la labor que hoy debemos seguir para erradicar la pobreza, para valorar a los migrantes y luchar por la igualdad: ¡Viva México y Viva Irlanda!”.
Finalmente, el alcalde de Coyoacán, Manuel Negrete, dijo que es una obligación de su gobierno resaltar espacios en donde se ha gestado la identidad nacional, como es el caso del MNI, de ahí su compromiso por mejorar el entorno del Ex Convento de Churubusco, para el disfrute de los habitantes de la colonia y sus visitantes.
En la ceremonia conmemorativa del 172° aniversario de la Batalla de Churubusco participaron dos pelotones de caballería de la Sedena; 20 miembros de la Policía Montada de la Ciudad de México; diez jinetes de un grupo de descendientes del general Francisco Villa; la Asociación de Scouts de México; una decena de bandas de guerra escolares de las alcaldías Coyoacán y Tlalpan, y la tradicional Banda de Gaitas del Batallón de San Patricio.
