_ En busca de los mayas, coeditada por el INAH y Dante, presenta un panorama del desarrollo y la evolución de las exploraciones y los avances en el estudio de esta cultura
Alfredo Barrera Rubio, recién galardonado con la medalla Yuri Knórosov, hiló el devenir de esta disciplina en la península de Yucatán, yendo del siglo XVI a la actualidad
Los aportes de 80 personajes entre antecesores, pioneros y profesionales de la arqueología maya peninsular se reúnen por vez primera en un volumen que a decir de su autor el arqueólogo Alfredo Barrera Rubio, recién galardonado con la medalla Yuri Knórosov, pretende hilar una historia: la del interés por esta a€œenigmáticaa€ civilización, yendo del siglo XVI a la actualidad.
En busca de los mayas. Historia de la Arqueología en Yucatán, coeditada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y Dante, presenta un panorama del desarrollo y la evolución de las exploraciones y los avances en el estudio de esta cultura a través de sus principales protagonistas, ahora reunidos bajo un mismo título.
Existen obras y artículos dedicados a varios de los antecesores y exponentes de la arqueología maya y también existen artículos académicos dedicados a la historia de esta disciplina en la península de Yucatán, pero suelen ser mencionados de forma escueta y varios a€œestán a la espera de un estudio más amplio y profundoa€, menciona Alfredo Barrera.
El reciente título que se presenta dentro de la colección Historia Gráfica rescata el trabajo de estos personajes en la investigación sobre lo maya y a€œles da un espacio, quizá no suficiente, pero sí meritorio y significativoa€, expresa Alfredo Barrera, investigador del Centro INAH Yucatán desde hace 37 años y quien bien podría figurar en este libro, aunque la modestia sea el impedimento.
Contar cerca de 500 años de la historia de la arqueología yucateca suena ambicioso, para ello el autor decidió dividirla por sus etapas más claramente definidas. Los cuatro capítulos que la componen abordan de forma sucesiva en el tiempo a: Los cronistas, Los viajeros y exploradores, La profesionalización de los estudios arqueológicos y La acción institucional en la arqueología.
Esta narración comienza hacia los siglos XVI-XVII en el contexto de las contradicciones entre religiosos y encomenderos y las pugnas internas entre diversas órdenes religiosas. Frailes, soldados y expedicionarios de la Conquista se suceden en esta primera etapa, destacando la figura de fray Diego de Landa, quien dejó testimonio sobre el territorio en su Relación de las cosas de Yucatán; también sobresalen los frailes Alonso Ponce y Antonio de Ciudad Real.
Sin embargo, como precisa Alfredo Barrera, estos primeros cronistas no tenían interés por destacar vestigios arqueológicos y sólo hacían referencia a ellos como corolario de su labor evangélica, a€œcuando en sus visitas a los conventos pasaban por algunas a€˜ruinasa€™ que llamaban su atencióna€, aun así a€œes información de primera mano que da cuenta de cuál era el estado de algunos sitios para el siglo XVI, mencionados por primera vez en un texto occidentala€.
Pasada la Colonia, el despertar de la arqueología en Yucatán vendría de la mano con las visitas de interés científico y un dejo de romanticismo, de exploradores venidos del a€œmundo civilizadoa€, siendo el más célebre el estadounidense John Lloyd Stephens, quien acompañado del artista inglés Frederick Catherwood, realizó dos sendos libros: Incidentes de viajes a Centroamérica, Chiapas y Yucatán (1841) y dos años más tarde Incidentes de viajes a Yucatán, considerado un superventas para su momento.
Ambos, Stephens y Catherwood a€œdieron a conocer los vestigios arqueológicos por primera vez al mundo intelectual de la época, con imágenes muy fieles de los monumentos mayas, incluso se auxiliaron del daguerrotipo. Su obra impactó. A partir de ellos se multiplicaron las expediciones de viajeros que venían de Alemania, Austria, Inglaterra, Francia, Estados Unidos y son ellos quienes destacan las manifestaciones escultóricas y monumentales más importantes, lo más llamativo desde el punto de vista estéticoa€.
Barrera Rubio detalla que uno de los aspectos que Stephens contribuyó a dilucidar en sus textos fue la a€œpaternidada€ de los monumentos y vestigios que exploró, dado que en el caso de los mayas, incluso se llegó a dudar que fueran el mismo pueblo que había construido los edificios que empezaban a asombrar a los viajeros del siglo XIX.
El explorador estadounidense fue el primero en responder la pregunta: A¿Quiénes fueron los que edificaron estas ciudades americanas? a€¦ no son la obra de un pueblo ya extinguido, y cuya historia está ya perdida, sino de las mismas razas que habitaban el país a la época de la conquista española, o de algunos de sus progenitores no muy remotosa€¦
Este interés inusitado por la arqueología maya sirvió de medida de presión para el gobierno mexicano que durante el largo mandato de Porfirio Díaz destinó recursos con miras a la exploración y puesta a la visita de algunos centros ceremoniales y, no sólo eso, también sentar bases para su protección. Esto se concretaría décadas más tarde en el periodo posrevolucionario con la creación del INAH en 1939, en el sexenio de Lázaro Cárdenas.
En busca de los mayas. Historia de la Arqueología en Yucatán hace un reconocimiento a investigadores como Charles Etienne Brasseur de Bourbourg, Teobert Maler, Alfred P. Maudslay, Adela Breton, Miguel Ángel Fernández, Sylvanus G. Morley, Tatiana Proskouriakoff, Alberto Ruiz Lhuillier, Amalia Cardós, Alfredo Barrera Vázquez, Norberto González Crespo y muchos más.
El libro incluye más de 250 imágenes que van de las excelsas ilustraciones de Frederick Catherwood y los dibujos reconstructivos de Chichén Itzá hechos por Tatiana Proskouriakoff, a portadas de las crónicas de los frailes, fotografías históricas de sitios y retratos de los personajes citados. Al final aparece también un cuadro cronológico de personajes de la historia de la arqueología maya.