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Los capitalinos están regresando desde hace varias semanas a hacer sus compras en la Central de Abasto de Iztapalapa y en La Merced, dos de los mercados más grandes en la Ciudad de México. Por supuesto, van protegidos con cubrebocas y careta. Sin embargo, esos dos centros de compra, junto con otros 329, representan un fuerte foco de infección de Covid 19 ahora que existe un riesgo latente de rebrotes.
Las autoridades de la capital de la república han establecido medidas precautorias en busca de evitar riesgos sanitarios: uso obligatorio de cubrebocas y careta para comerciantes, filtros sanitarios para y tomas de temperatura, señalética de recorridos y lugares de espera en fila, un solo sentido para la entrada y salida, limpiar y desinfectar con solución clorada seis veces al día e instalar puestos con 1.5 metros de distancia.
En sitios como la Central de Abasto de Iztapalapa y La Merced, difícilmente se respeta la distancia obligatoria y se agolpan en los pasillos de compra, sobre todo los fines de semana. Es cierto que la gran mayoría usa cubrebocas, pero eso no impide el riesgo de un posible contagio.
Lo que comercializa diariamente el gran mercado de abasto de Iztapalapa son más de 30 mil toneladas de productos alimenticios lo que representa el consumo del 80 por ciento de los 20 millones de habitantes del Valle de México y de otras partes del país. Aunque la distribución ya no es la misma de cuando inició la cuarentena en marzo pasado, aquí siguen concentrándose miles de personas, vendedores y clientes.
La Merced es otro de los centros de mercadeo en donde en los últimos meses se ha ido incrementando el número de compradores, por supuesto sin llegar todavía al nivel que tenía antes del mes de marzo, pero, sobre todo los fines de semana, hay un número importante de gente que se abastece en ese lugar.
El gobierno de la Ciudad de México alertó hace poco sobre 89 puntos de alto contagio, entre ellos la Central de Abasto, La Nueva Viga, La Merced, y los mercados de La Bola y Tacuba, entre otros. En esa lista no se encuentran los mercados de Sonora, en el centro, y Jamaica, en el oriente, que también concentran cientos de personas todos los días.
Cuando empezó la cuarentena en marzo, mucha gente se estaba acostumbrando a realizar sus compras de productos básicos en línea o a través de aplicaciones. Incluso se habló de un incremento hasta en un 400 por ciento en este tipo de ventas, pero ahora con la reactivación económica, los capitalinos vuelven a salir por su mercancía a riesgo de posibles contagios.
Una amiga que me encontré en La Merced hace unos días, me dijo: nunca es lo mismo escoger personalmente tus frutas y verduras, a que te lleguen por el pedido de una aplicación. Es cierto, pero también es cierto que arriesgamos nuestra salud y la de los demás cada vez que salimos a la calle y creo que nos estamos confiando.