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Hace unos meses leí que México es el único país en el cual se está reactivando la economía mientras su índice de fallecimientos continua en el mismo nivel o más alto que cuando inició la pandemia de Covid 19 en marzo pasado.
Particularmente en la Ciudad de México, aunque desde el 26 de junio existe semáforo naranja, ya abrieron negocios como restaurantes, hoteles, cines, servicios religiosos, teatros, museos y gimnasios. Todos ellos con restricciones debido a la contingencia sanitaria.
Los bares pueden abrir, aunque deben cambiar de giro a restaurant. El Gobierno de la CDMX anunció esa medida. Sin embargo, hay muchos lugares de ese tipo, abiertos con el truco de expender alimentos, pero su mayor consumo es de bebidas embriagantes ante la complacencia de inspectores y supervisores.
Mientras tanto, los eventos deportivos ya se pueden realizar sin público y con pruebas previas de Covid a los atletas, entrenadores y preparadores físicos; los parques pueden operar con el 30 por ciento de su capacidad; albercas abiertas y techadas, en ese mismo nivel, al igual que museos.
El Centro Histórico ya dejó la modalidad de abrir locales en pares y nones y, según promesa de las autoridades capitalinas, habrá un reordenamiento del comercio en la vía pública. Esa es una asignatura pendiente desde hace muchos años y nunca se ha podido cumplir por la presión de los líderes de las organizaciones que manejan las ventas en esa zona.
Desde la última semana de julio, es posible visitar nuevamente la Catedral Metropolitana y la Basílica de Guadalupe, con un horario limitado y con la exigencia del uso obligatorio de cubrebocas para los visitantes. De igual manera ya están abiertos El Bosque de Chapultepec ---el Castillo de Chapultepec permanecerá cerrado ---, Xochimilco y sus trajineras y la exposición Van Gogh Alive The Experience.
La presión por reabrir establecimientos en la capital ha sido constante por parte de distintas organizaciones empresariales. Por ejemplo, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en la CDMX, Armando Zúñiga Salinas afirmó recientemente que alrededor de dos mil empresas han cerrado a consecuencia de la crisis y con ello se han perdido unos 200 mil empleos.
Zúñiga Salinas dijo que las mayores afectaciones han sido en el sector turístico en donde se han reportado pérdidas por más de seis mil millones de pesos. Las empresas pequeñas de distinta índole, con menos de 30 trabajadores, ya han podido retomar sus actividades, pero es una parte muy pequeña de la estructura económica.
La gente también ya ha salido más a la calle; familias enteras asisten a los parques, a lugares públicos, a comer en fondas y restaurantes como antes. La Ciudad de México camina a una nueva normalidad obligada por las circunstancias, pero todavía con mucha desconfianza y miedo a posibles contagios.
