_ Se exhibirá hasta el domingo 8 de marzo en la Galería José María Velasco
“Movimientos como la psicodelia, el hippismo y el beatnik ayudaron a visualizar la juventud, cuando antes se saltaba de la niñez a la etapa adulta”, comentó en entrevista el periodista Javier Hernández Chelico, quien participó en la mesa Flores en tu psicodélico pelo. La música y la psicodelia, en el marco de la exposición Tobogán, la cual finalizará el 8 de marzo en la Galería José María Velasco.
Consideró que la psicodelia llegó tarde a México y a cuentagotas, debido a que durante los años sesenta todos estos movimientos no llegaban al público, puesto que los canales de distribución eran muy limitados y sólo la clase acomodada del país conocía los movimientos en su auge, como el rock, porque ellos sí tenían los recursos.
“La psicodelia estuvo sojuzgada por mucho tiempo. En el arte implica un concepto de libertad de trazos, por ejemplo. El chiste es salirse de ciertos cánones, conlleva libertad de líneas estéticamente luminosas para los sentidos. En la música, ciertas distorsiones que guían a ese plano ideal. Pero al mismo tiempo las expresiones artísticas psicodélicas implican normas.
“Lo más importante es que estas expresiones permitieron ese espacio cultural, social, político, para que se visualizara esa etapa vital que es la juventud, fue uno de los movimientos más importantes y radicales del siglo pasado”, dijo Hernández Chelico.
En su opinión, tampoco había tanta comunicación como ahora y los medios de difusión no le dedicaban espacio a este tipo de manifestaciones juveniles, había pocas revistas especializadas que hablaban sobre estos temas y, en general, fueron movimientos que llegaban muy tarde al país. Por ejemplo, el movimiento hippie tuvo su auge en San Francisco entre 1966-1967 y a México llegó hasta 1970 o 1971. Cuando surgió el rock y se tocaba en Estados Unidos e Inglaterra, ente 1975-1976, a México apareció hasta los ochenta.
De acuerdo con Hernández Chelico, no hubo una cultura derivada de estos movimientos en México, puesto que llegaron a cuenta gotas. Fueron y siguen siendo los artistas quienes han buscado una ruta hacia ellos. Los que se interesan más en estos movimientos es por nostalgia.
“Lo que se evidenció con el hippismo, el rock y el movimiento estudiantil de 1968 fue que la juventud existía, que esta etapa vital y rebelde del ser humano existía, porque antes de esa época uno pasaba de niño a adulto, y la juventud era un vacío. De ahí que estos movimientos rebeldes tenían que visualizarse”.
Hernández Chelico recordó que la psicodelia implicaba más de lo que se rememora de ella. “Era una especie de utopía, sin embargo, un tanto contradictoria, pues necesitaba estímulos externos. Los artistas intentaban llegar a un plano mental y de percepción superior, por ello fumar marihuana era un rito”.
Refirió que en México hubo artistas que pregonaron la psicodelia motivados por una búsqueda interior, de nuevos caminos creativos, incluso hubo personas que trataron de hacerla más pública, pero fracasaron. Sólo hay que recordar la psicomagia de Alejandro Jodorowsky, por ejemplo. Cuando se intentó hacer en el país, ya se oía viejo.
Además, eran temas que no se abordaban en los medios de comunicación. El rock, por ejemplo, sólo entraba en el periódico cuando había alboroto. Avándaro estuvo en todos los titulares, pero jamás hablaron de la música y lo que convocó, sólo drogas, hippies. Y todavía los medios seleccionan el tipo de rock del cual hablarán.