_ La cúrcuma, una especia originaria del sudeste asiático, ha sido utilizada durante milenios por sus propiedades beneficiosas para la salud. Recientemente, un grupo de científicos de Brasil y Hungría revisó 21 ensayos clínicos para evaluar los efectos de la cúrcuma y su principal compuesto activo, la curcumina, sobre la función cerebral y la memoria. Esta revisión, publicada en la revista Nutrients , arroja nuevas luces sobre cómo esta especie puede influir en el envejecimiento y la salud cognitiva.
La revisión de los estudios se centra en la capacidad de la cúrcuma para prevenir y tratar trastornos relacionados con el envejecimiento. Los investigadores analizaron cómo la curcumina, conocida por sus potentes propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, podría mitigar los efectos del envejecimiento en el cerebro. La cúrcuma ha mostrado potencial en la protección contra la neurodegeneración y la mejora de la memoria y el estado de ánimo en adultos mayores.
Entre los hallazgos más destacados, se identificó que la curcumina puede reducir la acumulación de placas amiloides y ovillos de tau en el cerebro, elementos críticos en la patogénesis del Alzheimer. Además, se observará que mejoran las defensas antioxidantes del organismo, reducen el daño oxidativo en las mitocondrias, y pueden contribuir a la biogénesis mitocondrial, lo cual es vital para prevenir enfermedades degenerativas.
Aunque los resultados son prometedores, los investigadores concluyeron que se necesita más investigación para comprender completamente los mecanismos de acción de la curcumina y optimizar su uso. La revisión sugiere que, para maximizar los beneficios terapéuticos, se debe continuar con estudios a largo plazo y colaboraciones entre científicos, médicos y la industria farmacéutica.
El neurólogo Raúl Arizaga, en conversación con Infobae, destacó que si bien el uso de curcumina puede tener un impacto positivo en la prevención del deterioro cognitivo desde la juventud, su efectividad como tratamiento para el deterioro cognitivo ya instalado aún está en debate. A pesar de los avances en la investigación básica, se necesita más evidencia clínica para establecer conclusiones definitivas.