_ Desde Monterrey hasta Michigan, el camino de Héctor González Almaguer hacia el futbol americano de élite ha sido todo menos convencional. Con apenas 18 años y 1.98 metros de estatura, este joven mexicano jugará como ala defensiva en la División I de la NCAA con los Eagles de Eastern Michigan, una de las ligas más competitivas del futbol colegial estadounidense.
La historia de Héctor comenzó con un sueño infantil frente a la televisión, viendo el Super Bowl sin comprender del todo las reglas. Ese impulso lo llevó a entrenar desde temprana edad, primero en su natal Monterrey y luego en un recorrido que incluyó Pittsburgh, San Luis Potosí y finalmente un internado en las montañas de Georgia. A pesar de dos lesiones graves, su constancia lo mantuvo en pie hasta convertirse en un atleta completo y disciplinado.
En su último año de preparatoria, González acumuló estadísticas impresionantes: 53 tacleadas, 10.5 capturas y múltiples honores estatales. Su esfuerzo digital por contactar entrenadores universitarios rindió frutos con 14 ofertas de beca completa. Eligió Eastern Michigan por sentirse valorado y por la posibilidad de desarrollarse más allá del campo: estudia Finanzas y ya recibe ingresos por NIL, los derechos de imagen de los deportistas colegiales.
Entrena bajo la misma dirección que formó a Maxx Crosby, estrella de los Raiders, y espera pelear minutos desde su primer año, rechazando la idea de perder tiempo como redshirt. Su meta: demostrar que un mexicano también puede triunfar como liniero defensivo, una posición donde tradicionalmente no se ven compatriotas.
Héctor González Almaguer representa una nueva generación de atletas mexicanos decididos a competir al más alto nivel en deportes poco explorados. Su mensaje es claro: soñar en grande es posible, incluso si el camino implica sacrificios, disciplina extrema y una voluntad inquebrantable.
