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Jueves 25 de abril de 2024

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La Coordinación Nacional de Monumentos Históricos reflexiona su papel en el devenir del INAH

La Coordinación Nacional de Monumentos Históricos reflexiona su papel en el devenir del INAH

La Coordinación Nacional de Monumentos Históricos reflexiona su papel en el devenir del INAH

_ En la presentación, el titular del INAH, Diego Prieto, dijo que se abre una etapa en la que el Instituto debe proponer cambios que coadyuven aún más en la protección del patrimonio edificado

Cuando el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se creó, hace 81 años, uno de sus pilares fue la adhesión de un área federal que ya procuraba el patrimonio edificado del país, la cual, con el paso del tiempo, se constituyó en la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos (CNMH), dependencia que ha visto crecer sus cometidos y que, en una suerte de revisión de su papel, ha dedicado una publicación especial para tratar su trayectoria y desafíos.

En la presentación del número 44 del Boletín de Monumentos Históricos, el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, dijo que se abre una etapa en la que el Instituto debe dejar una actitud defensiva, para proponer debates pertinentes en esta época de transformaciones. En esto —afirmó—, cabe la discusión en torno a la Ley Federal de Zonas y Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos, expedida en 1972, en búsqueda de mecanismos que refuercen y amplíen lo concerniente a la protección del legado construido.

“Atrevámonos a cambiar, asumamos el desafío del momento que vive México, ahora que como institución podemos plantear iniciativas propias, partiendo del reconocimiento de lo mucho que se ha transformado el propio INAH y los retos que tiene por afrontar. Somos un organismo fuerte, que se apoya en una doble estructura: las áreas sustantivas que comprenden coordinaciones, direcciones y escuelas de carácter nacional; y una cobertura territorial envidiable a través de sus centros estatales.

“No olvidemos que, en las representaciones del INAH en cada entidad, se encuentran decenas de arquitectos que son quienes, muchas veces, se enfrentan a la problemática de la preservación y la protección de los valores, no sólo de las Zonas de Monumentos Históricos sino, en general, de la arquitectura y el urbanismo vernáculos. Ellos son los brazos, las piernas, los ojos, el cerebro, sin los cuales el impacto en el actuar de nuestra institución sería muy estrecho”, expresó su titular.

El antropólogo —como la propia secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto, lo hizo en la reciente Reunión Nacional de Centros INAH—, que “ya se tiene planteada la necesidad de revisar el tratamiento del patrimonio artístico y, probablemente, de manera transitoria, suscribiremos un convenio con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, al respecto. Lo que es importante para recuperar la complementariedad de estos dos institutos”.

Pero reiteró que las propuestas no deben quedar en eso, “y hay que entrar al tema de cómo vamos a procurar no sólo el patrimonio artístico, sino también el patrimonio industrial y el del siglo que corre. Hablamos de una serie de vertientes que no estaban en el panorama de los años 70, cuando se promulgó la Ley Federal en la materia”.

Punto aparte es la sistematización de los criterios, lineamientos y estrategias en lo que respecta a la conservación de las Zonas de Monumentos Históricos. En palabras del antropólogo, eso requerirá dar un mayor impulso al Consejo Nacional que revisa los proyectos que pretenden incidir en estos espacios; y dar seguimiento a la creación del reglamento de la Ley Orgánica del INAH, otro asunto que no puede seguirse postergando.

En su oportunidad, el doctor en Historia e investigador de la UNAM, Alfredo Ávila Rueda, volvió a la necesidad de que el INAH cuente con mayor presupuesto para llevar avante sus misiones: la investigación, conservación y protección del patrimonio cultural mexicano; y se pronunció por hacer a un lado los “rigorismos” asentados en la citada legislación, cuestionarlos y reflexionarlos, “para incluir nuevas definiciones, que no obedezcan necesariamente a estrechos márgenes temporales”.

Sobre el Boletín de Monumentos Históricos, comentó que pese a su longevidad (actualmente está en su tercera época), hasta hace unos años era poco conocido en el ámbito editorial dedicado a la historia del arte. Sin embargo, desde que el Premio del Comité Mexicano de Ciencias Históricas amplió su convocatoria incluyendo subdisciplinas y autores, muchos de sus artículos han sido reconocidos por su gran calidad.

“Algo a destacar de este número 44 del boletín es que, si bien, varios de los ensayos ahondan en la historia general de las instituciones precedentes a la CNMH, otras entregas están dedicadas a estudios de caso, por ejemplo, en Veracruz y en San Luis Potosí, y que hablan de las experiencias en el rescate y salvaguarda de los monumentos y del urbanismo de espacios históricos que son amenazados por intereses inmobiliarios o de empresas extractivas, que son temas de enorme vigencia”, indicó.

Los presentadores de la revista, entre ellos la secretaria técnica del INAH, Aída Castilleja, y la coordinadora Nacional de Monumentos Históricos, Valeria Valero Pié, destacaron que esta edición conmemorativa se remonta a las primeras décadas del siglo XX, cuando la Inspección Nacional de Monumentos Artísticos e Históricos asumía estas responsabilidades, mismas que pasarían a la Inspección General de Monumentos Artísticos y Bellezas Naturales.

Los coordinadores editoriales de la publicación, Ana Eugenia Reyes y Cabañas y Leopoldo Rodríguez Morales, señalaron que este número fue elaborado por los propios investigadores de la CNMH, historiadores y arquitectos que se apoyaron en los valiosos archivos de su dependencia: Archivo Histórico Jorge Enciso, Fototeca Constantino Reyes Valerio y la Biblioteca Jorge Gurría Lacroix, que son una fuente de primera mano abierta al público interesado.

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