_ Especialistas del Centro INAH Oaxaca apoyan a la ciudadanía con levantamientos arquitectónicos, presupuestos de obra y asesorías durante los procesos de restauración.
Sin precedentes, como también lo fue el sismo que afectó al estado de Oaxaca, el 7 de septiembre de 2017, es el programa de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con el cual especialistas atienden la vivienda histórica y tradicional dañada en la región istmeña de esta entidad.
Diseñado por el Centro INAH Oaxaca y en marcha desde octubre de aquel año, el Programa de Conservación de Vivienda con Valor Patrimonial en el Istmo de Tehuantepec trabaja actualmente en la rehabilitación de 26 inmuebles habitacionales, los cuales son atendidos por la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), bajo la supervisión del INAH.
Esta iniciativa, coordinada por los arquitectos Gustavo Donnadieu Cervantes y Marisela Navarro Aguilar, del Centro INAH Oaxaca, suma también cuatro viviendas históricas restauradas por el INAH en Santo Domingo Tehuantepec, con apoyo financiero de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. A la fecha, el programa suma un total de 178 viviendas identificadas, registradas y diagnosticadas.
El programa, explica Donnadieu, se divide en tres fases: la inicial, que identifica viviendas históricas o de arquitectura tradicional vulneradas por el sismo.
“Luego viene la obtención y/o gestión de fondos para atender tales viviendas, para luego, en un tercer momento, brindar asesoría técnica a los propietarios cuyos inmuebles inicien obras de restauro, incluso, si lo hacen con recursos obtenidos por los particulares”.
El arquitecto detalla que se han atendido inmuebles cuya antiguedad se remontan a la época virreinal y a los siglos XIX y XX, la mayoría ubicados en Santo Domingo Tehuantepec, donde se emplazan 23 de las 26 casas-habitación que se restauran a través de la Conavi. Las tres restantes se localizan en los municipios de Juchitán, Ciudad Ixtepec y Jamiltepec (este último en la región costera de Oaxaca).
Un logro relevante del programa es la recuperación muchos de los sistemas constructivos tradicionales que habían caído en desuso dentro de las viviendas oaxaqueñas: muros de adobe, estructuras antisísmicas hechas con madera de grisiña o huanacaxtle, e impermeabilizados basados en cal, entre otros.
“Desde 2017 hemos mantenido comunicación constante con los propietarios. Les hacemos ver el valor patrimonial e histórico de sus casas, a la vez que, como parte de nuestros registros, les entregamos un levantamiento arquitectónico, un presupuesto de obra y una lista de materiales, en caso que decidan atender sus viviendas con sus medios”.
Diálogo abierto con las comunidades
“Ha sido un proceso”, así califica el arquitecto Donnadieu la relación del INAH con los ciudadanos que poseen vivienda tradicional o histórica. En los días inmediatos al sismo, rememora, la gente simplemente buscaba demoler todo aquello que no fuera concreto o metal.
“En una ocasión tuvimos que pararnos frente a las máquinas para contener a un particular que estaba por desmantelar su propiedad”.
Ahora, señala, cuando se han iniciado labores en distintos frentes, gracias al Programa Nacional de Reconstrucción del Gobierno de México, al apoyo de asociaciones como la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, a la colaboración técnica de universidades locales y nacionales, y a la participación en campo de arquitectos del Centro INAH Oaxaca, son los particulares quienes a menudo inician el diálogo con el Instituto. “Son ellos quienes nos buscan para temas como cambios de morillos o aplanados, lo cual es positivo, ya que reafirma la imagen del INAH entre la ciudadanía”.
Tras destacar el apoyo brindado al programa por Arturo Balandrano, director general de Sitios y Monumentos en la Secretaría de Cultura federal, y por Omar Vázquez Herrera, director del Centro INAH Oaxaca, Donnadieu finaliza encomiando aristas adicionales que, a futuro, podrán derivar de esta iniciativa:
Una es la propuesta de definir un polígono de protección en Santo Domingo Tehuantepec, el cual abarque el área de vivienda identificada durante la fase de diagnóstico, en el interior del barrio histórico de la localidad. Esta herramienta permitiría establecer lineamientos claros de intervención y conservación.
Otra, es que a partir del análisis de las viviendas, puedan delinearse tipologías de daños y de atención de los mismos. La más frecuente afectación en las viviendas del Istmo fue la filtración de agua, debido a falta de mantenimiento en cubiertas.
“Al no tener mantenimiento, las techumbres permitieron el paso del agua hasta los muros de adobe, debilitando sus núcleos. Hay que tener en mente que aquel 7 de septiembre llegó tras dos días de lluvia sin parar en la región. Incluso, llovía cuando inició el sismo”, finaliza.