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Jueves 28 de marzo de 2024

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Publica el CECUT antología poética de Abigael Bohórquez

Publica el CECUT antología poética de Abigael Bohórquez

Publica el CECUT antología poética de Abigael Bohórquez

_ En consonancia con los tiempos que corren, en los que se ha ido abriendo paso, no sin dificultad, el reconocimiento a la diversidad de las identidades sexuales realmente existentes, aparece en el mercado editorial un libro que apunta en esa dirección.

Se trata de Los dulces nombres, antología poética de Abigael Bohórquez publicada en la Colección Editorial del Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.

Salido de prensas en fecha reciente, el volumen recoge poemas de siete libros en los que el escritor sonorense dio a conocer sus textos consagrados a esa temática, desde sus primeras incursiones en el género, “Fe de bautismo (poemas iniciales 1955-1957)”, hasta los textos reunidos en “Poesida” de 1996.

El libro recoge textos que Bohórquez publicó en otros cinco poemarios: “Las amarras terrestres” (1969), “Memoria en la Alta Milpa” (1975), “Digo lo que amo” (1976), “Poesía en limpio” (1990), “Navegaciones en Yoremito. Églogas y canciones del otro amor” (1995).

Precedido por un estudio introductorio de Gerardo Bustamante Bermúdez, autor también de la selección de textos, Los dulces nombres ofrece una visión panorámica de los poemas que el también dramaturgo consagró a la heterodoxia sexual a la que él cantó sin disimulo en líneas cargadas de pasión y franqueza.

De hecho, el texto introductorio de Bustamante Bermúdez se titula “Cómo canta Dios en tu garganta… la poesía homosexual de Abigel Bohórquez” en el que hace una disección de la vena homoerótica que ocupa una parte importante de la producción lírica, si bien no la única, del escritor nacido en Caborca, Sonora, en 1937, y fallecido en Hermosillo en 1995.

Para un escritor que asumió tan abiertamente sus preferencias sexuales, no sorprende en absoluto que sus textos estén impregnados de pasión erótica dirigida a sus semejantes, ni que exista intención alguna de ocultarla, de modo tal que el compilador de esta antología anote que la poesía de Bohórquez es “expresión del no callar”, pues en él “no hay culpa ni pecado, sino gozo y confesión”.

Aún más, apoyado en otro estudioso de la obra del poeta caborquense, Eduardo Santiago Ruiz, repara en lo que este autor denomina el “arte del cinismo de Abigael Bohórquez” que queda de manifiesto en poemas como “Cuerpo del deleite” o “Descaración previa”.

El antologador señala en ese sentido que “si el poeta español Luis Cernuda en su texto ‘Si el hombre pudiera decir’ todavía no se atreve a la entera confesión homoerótica, Bohórquez lo hace a través de un libro que trastoca moralidades cuando hace la defensa de su amor; no se trata de un secreto de alcoba, sino de una sexualidad disidente que se hace poesía”.

Una observación más, líneas adelante, recalca la naturaleza “cínica” de la poesía bohorqueziana al señalar que “‘Digo lo que amo’ es un poemario enteramente desafiante por sexual” escrito hace casi medio siglo, cuando estos temas solían tratarse en voz baja o condenados a ser pronunciados solo en el ghetto homosexual.

En vida, Abigael Bohorquez no contó con el reconocimiento público que su obra ha merecido después de su muerte, pese a que en algunos casos sus libros resultaron galardonados, como es el caso de “Poesida”, su último libro y que en 1992 “fue el ganador del primer lugar, pero el autor jamás recibió los tres mil pesos del premio ni el libro fue publicado”, cual era el ofrecimiento del premio convocado por la UNAM, Conasida y la Organización Panamericana de la Salud.

“Abigael Bohórquez fue consecuente con su época; ni víctima ni héroe, tampoco poeta maldito, pero sí, como dice Heriberto Yépez, leyenda. Lo suyo como poeta fue el compromiso con la poesía rebelde, con el amor y la libertad creadora suya, por eso es necesario reunir su obra como registro biográfico, protesta poética-sexual y, finalmente, como un canto de amor y placer que comparte gustoso con sus antiguos y nuevos lectores”, concluye el estudio de Bustamante Bermúdez antes de dar paso a los poemas que componen Los dulces nombres.


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