_ La Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque (CCB), considerada un espacio emblemático del teatro en México, cumple este 23 de agosto 63 años de su inauguración. De manera coincidente, el público, los directores, actores y trabajadores del recinto la aprecian por su diseño italiano, como un lugar que invita a la familiaridad, razón por la que actualmente se busca recibir en ella espectáculos de pequeño formato, cuya creación se sustente en la cercanía con los espectadores.
En el marco de la campaña “Contigo en la distancia”, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Teatro (CNT), celebran el 63 aniversario del recinto, creado inicialmente como sala de ensayos del Teatro del Bosque y de prácticas escénicas para estudiantes de la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBAL, aunque a pocos meses de su creación se convirtió en un espacio para montajes profesionales debido al estilo italiano con el que se delineó.
Ubicada dentro del complejo arquitectónico del CCB -donde comparte espacio con otros siete escenarios-, la sala fue diseñada por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez e inaugurada en agosto de 1957 con la obra La edad verde de Raúl Moncada, dirigida por Óscar Ledesma. El nombre de Xavier Villaurrutia fue otorgado en honor al escritor mexicano, quien desarrolló géneros de poesía, crítica literaria, dramaturgia y, al lado de Salvador Novo, creó la Escuela Nacional de Arte Teatral.
Años más tarde, la sala fue remodelada y reinaugurada en abril de 1964 con la presentación de la obra Las almas muertas, de Nikolái Gógol. Para recibir el nuevo siglo se sometió a remozamiento y reabrió sus puertas el 26 de noviembre del 2000 con la puesta en escena Filoctetes, de John Jesurun, dirigida por Martín Acosta.
Desde su creación y al paso de los años, en la Sala Xavier Villaurrutia se han realizado diversas representaciones dirigidas al público adulto, así como para niñas y niños. Por sus camerinos y escenario han desfilado innumerables actores y directores que hoy son parte de la historia de las artes escénicas del país, por lo que en 2018 fue, junto con los teatros Julio Castillo y Orientación, una de las sedes del XXX Encuentro Nacional de los Amantes del Teatro en el que se escenificaron cerca de medio centenar de funciones a cargo de grupos provenientes de 13 estados de la República.
Entre las obras que se han presentado destacan Amacalone, escrita y dirigida por Héctor Mendoza; Zorros chinos, de Emilio Carballido, dirigida por Carlos Corona; Después del ensayo, de Ingmar Bergman, bajo la conducción de Mario Espinosa; El diccionario, producción de la Compañía Nacional de Teatro; Lirios del cielo, escrita y conducida por Cecilia Lemus; La mujer justa, de Sándor Márai, dirigida por Enrique Singer, así como No hay ladrón que por bien no venga, del dramaturgo italiano y Premio Nobel de Literatura 1997, Darío Fo, con dirección y adaptación de Marco Antonio Silva, sólo por mencionar algunas.
Cercanía con el espectador
La edición CCB 50 Memoria conmemorativa publicada por el INBAL apunta: “La Sala Xavier Villaurrutia es un espacio que tiene un encanto increíble. Es muy pequeño, cabe poca gente, pero tiene una magia muy especial”. El espacio tiene capacidad para poco más de 100 personas, por lo que es ideal para la presentación de obras en pequeño formato, en las que el público ha destacado la cercanía que se puede tener con los actores, así como su buena acústica y comodidad.
Y es que la Sala Xavier Villaurrutia es un espacio que invita a la familiaridad y, a partir de esta característica, actualmente se busca recibir en ella espectáculos de pequeño formato y cuya creación se sustente en la proximidad con el público.