Un reciente estudio, publicado en la revista Science, destaca los beneficios de restringir el consumo de azúcar en los primeros mil días de vida, desde la concepción hasta los dos años, para reducir el riesgo de desarrollar diabetes e hipertensión en la vida adulta. Basado en el periodo de racionamiento en el Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial, la investigación demuestra la importancia de un consumo controlado de azúcar durante los primeros años de vida.
Según el estudio, liderado por Tadeja Gracner y un equipo de científicos de universidades estadounidenses, las personas que nacieron y se desarrollaron bajo el racionamiento de azúcar en el Reino Unido tienen un 35% menos de riesgo de padecer diabetes y un 20% menos de sufrir hipertensión en comparación con quienes tuvieron un consumo libre. El estudio detalla que la dieta materna y los hábitos de alimentación infantil desempeñan un papel fundamental en la protección contra estas enfermedades.
El equipo de investigación analizó datos del Biobanco del Reino Unido y descubrió que los beneficios de un consumo bajo de azúcar son más notables en aquellos que estuvieron expuestos a una dieta restringida tanto en el útero como en los primeros años de vida. Además, retrasaron la aparición de diabetes en promedio por cuatro años y la hipertensión por dos años en su adultez.
Jesús Francisco García Gavilán, investigador en el CIBEROb, y Rafael Urrialde de Andrés, experto en nutrición, coinciden en que los resultados confirman lo que investigaciones previas ya sugieren: evitar azúcares añadidos y limitar los azúcares libres durante la infancia beneficia la salud en el largo plazo, reduciendo el riesgo de obesidad infantil y sus patologías asociadas.
El estudio, aunque limitado a datos de Reino Unido y a personas nacidas en las décadas de 1950, enfatiza que la dieta temprana es un factor crucial para la salud futura, con un impacto significativo en la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.