Manny Pacquiao no quedó conforme con el resultado del combate ante Mario Barrios en el MGM Grand de Las Vegas, donde los jueces decretaron un polémico empate. Desde su esquina, el legendario boxeador filipino exigió una revancha inmediata y declaró que se sintió robado, convencido de haber ganado el combate pese a la igualdad en las tarjetas.
Con 46 años y tras casi cuatro de retiro, Pacquiao regresó al cuadrilátero con energía renovada, dispuesto a escribir un nuevo capítulo en su histórica carrera. En su declaración posterior, elogió a Barrios pero aseguró que su actuación fue suficiente para merecer la victoria. Barrios, por su parte, aceptó con respeto la posibilidad de una revancha, reconociendo el honor de haber compartido el ring con el ocho veces campeón del mundo.
Las estadísticas del combate reflejan una pelea cerrada: Barrios conectó 120 golpes de 658 lanzados, mientras que Pacquiao acertó 101 de 577. No obstante, el filipino dominó en golpes de poder con 81 frente a 75 del estadounidense. Los jabs favorecieron a Barrios, con 45 contra 20 de su oponente, lo que influyó en la percepción de los jueces.
Este combate ocurrió tan solo seis semanas después de la inducción de Pacquiao al Salón Internacional de la Fama del Boxeo, pero el filipino demostró que no ha cerrado su ciclo. Lejos de retirarse con honores, volvió a pelear con intensidad en el mismo escenario donde fue noqueado por Juan Manuel Márquez en 2012.
Aunque no logró su objetivo de convertirse en campeón mundial después de los 40, como Bernard Hopkins o George Foreman, Pacquiao reafirmó su deseo de seguir compitiendo: “Quiero boxear más, no sé cuánto, pero sé que quiero volver a ser campeón mundial”.