Una situación de alta tensión se ha desatado en el Caribe con la coincidencia de un submarino estadounidense y una flotilla rusa en aguas cercanas a Cuba. La flotilla rusa, compuesta por un submarino de propulsión nuclear, una fragata, un petrolero y un remolcador de salvamento, llegó recientemente al puerto de La Habana, generando significativa atención geopolítica.
El submarino USS Helena de Estados Unidos fue reportado en la Bahía de Guantánamo como parte de una visita portuaria rutinaria, según informó el Comando Sur estadounidense. Esta llegada coincide con la presencia de la flotilla rusa en La Habana, un hecho que ha suscitado monitoreo internacional dada la sensibilidad de la región.
Las autoridades estadounidenses aseguran que la presencia del USS Helena estaba planificada previamente y forma parte de las operaciones regulares del Comando Sur en su área de responsabilidad. Sin embargo, el encuentro cercano con la flotilla rusa resalta las complejidades de las relaciones internacionales en el Atlántico.
El gobierno cubano ha anunciado que la flotilla rusa permanecerá en La Habana hasta el 17 de junio, mientras que Rusia ha descrito esta visita como parte de ejercicios rutinarios en aguas internacionales del Atlántico. Estados Unidos, por su parte, ha expresado que no considera esta presencia como una amenaza directa, aunque sigue de cerca los movimientos de los barcos rusos en la región.
Este episodio pone de relieve las tensiones geopolíticas en el Caribe y subraya la importancia estratégica de las bases navales como la de Guantánamo, que Cuba considera ocupada ilegalmente por Estados Unidos desde hace décadas.