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Viernes 29 de marzo de 2024

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El Palacio de Bellas Artes vibrará con el jazz cubano de Chucho Valdés

El Palacio de Bellas Artes vibrará con el jazz cubano de Chucho Valdés

El Palacio de Bellas Artes vibrará con el jazz cubano de Chucho Valdés

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El músico interpretará temas de su más reciente disco titulado Jazz Batá 2, el sábado 25 de mayo a las 19:00 horas.

El artista también ofrecerá dos estrenos, uno de ellos dedicado a su tierra natal: Quivicán.


Chucho Valdés, el pianista, compositor y arreglista más influyente en la historia moderna del jazz afrocubano, se presentará en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes con un programa innovador y de gran riqueza rítmica, expresó el propio artista, quien deleitará a los seguidores de este género el sábado 25 de mayo a las 19:00 horas.

Ganador de seis premios Grammy y tres Latin Grammy, Chucho Valdés interpretará temas de su más reciente disco titulado Jazz Batá 2, el cual ha tenido gran aceptación mundial por la incorporación de instrumentos afrocubanos que producen un sonido muy agradable y original, señaló el pianista, quien estará acompañado por Dreiser Durruthy Bombale, batá; Yaroldy Abreu Robles, percusiones, y Yelsy Heredia, contrabajo.

De los ocho temas que integran el disco, tocarán siete y también ofrecerán dos estrenos: una guajira dedicada a Quivicán, pueblo donde nacieron su padre y él, ambos un 9 de octubre, el primero en 1918 y el segundo en 1941, y una pieza que será una sorpresa para el público que acuda al recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).

Chucho Valdés refirió que los tambores batá que utilizan en sus conciertos son los que llevaron los africanos a Cuba. Son instrumentos de percusión de la cultura yoruba, uno de los principales grupos étnicos de Nigeria y otros lugares de África, que tienen gran riqueza rítmica y una sonoridad muy cadenciosa.

En su nuevo disco, Jazz Batá 2, Chucho Valdés hace un recorrido por el mundo de la santería de origen yoruba, con Obatalá, una suerte de mini-suite que hace referencia al dios de la sabiduría y la justicia, y Ochún, quien reina las aguas dulces del mundo, los arroyos, manantiales y ríos; personifica el amor y la fertilidad y sincretiza con la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.

Para el músico, uno de los temas más bonitos del disco es el dedicado a su padre —Ramón Bebo Valdés—, con motivo del centenario de su nacimiento, titulado 100 años de Bebo.

Comentó que este disco supera mucho al primero, Jazz Batá, que apareció hace 46 años, ya que incluye temas dentro del concepto anterior, pero con un estilo mucho más avanzado. Sólo repite el tema Son XXI, del compositor cubano Enrique Ubieta, que tocó con su creador en 1963 y que es un son cubano muy espaciado y bonito.

“A la gente le va a gustar muchísimo el concierto, conozco al público de México y sé que le va a parecer fabuloso”, aseveró el pianista, emocionado por actuar en el Palacio de Bellas Artes, que es el lugar artístico más importante del país. “Ya estamos locos porque llegue ese día, va a resultar algo muy especial porque hemos preparado un programa grandioso”.

El compositor y arreglista refirió que su música es diferente. “El jazz es una mezcla de raíces africanas y europeas, y aún los puristas del jazz nos han aceptado, somos nuevos, inclusive para los cubanos”.

Considera que la música tiene que evolucionar y enriquecerse con elementos de lo universal, si no se queda anquilosada.

Dionisio Jesús Chucho Valdés Rodríguez nació en una familia de músicos, su primer maestro y mayor influencia fue su padre, el pianista, compositor y director de orquesta Ramón Bebo Valdés. A los tres años, Chucho ya tocaba el piano “de oído”, con las dos manos y en todas las tonalidades, las melodías que escuchaba en la radio.

Hay una famosa anécdota que cuenta cómo Bebo le hizo una broma a su amigo, el bajista y compositor Israel López Cachao, al pedirle que escuchara de espaldas, sin mirar, a “un joven pianista norteamericano”. Chucho tenía entonces cuatro años.

A los cinco años, Chucho Valdés comenzó a recibir clases particulares de piano, teoría y solfeo, estudios que culminaron en el Conservatorio Municipal de Música de La Habana, del que se graduó a los 14 años.

Un año después formó su primer trío de jazz y en 1959 hizo su debut con la orquesta Sabor de Cuba, dirigida por su padre, acompañando a grandes cantantes de la época, como Rolando Laserie, Fernando Álvarez y Pío Leyva.

Chucho Valdés es mejor conocido como el fundador y principal compositor y arreglista de Irakere (1973-2005), orquesta en formato de pequeño big band, que es otro punto de referencia en la historia de la música cubana.

La formación original de Irakere incluía músicos que pronto se transformarían en estrellas internacionales, entre ellos el saxofonista Paquito D’Rivera y el trompetista Arturo Sandoval.

La discografía de Chucho Valdés se compone de 38 discos como solista, 25 con Irakere y 5 como miembro de grupos y orquestas.


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