JUAN RULFO Y JORGE LUIS BORGES A 30 AÑOS DE SU AUSENCIA FÍSICA - NTCD Noticias
Martes 23 de abril de 2024

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JUAN RULFO Y JORGE LUIS BORGES A 30 AÑOS DE SU AUSENCIA FÍSICA

JUAN RULFO Y JORGE LUIS BORGES A 30 AÑOS DE SU AUSENCIA FÍSICA

JUAN RULFO Y JORGE LUIS BORGES A 30 AÑOS DE SU AUSENCIA FÍSICA

_ En Ciudad Universitaria se escucharon ceceos, ladridos, agonías, soliloquios; se apreciaron polvaredas, la eterna noche y la cromática de Comala y Buenos Aires. Han pasado más de 11 mil días de su retirada física, motivo por el cual la UNAM a€“a través de la Coordinación de Humanidades y el Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL)a€“ y la Fundación Juan Rulfo A.C. emprendieron la Jornada Internacional Conmemorativa a€œJuan Rulfo-Jorge Luis Borges. A 30 años de ausenciaa€.

Son tres décadas de su desaparición física, a€œy ése es básicamente el motivo, el pretexto para seguirlos leyendo; de cualquier manera su obra permanece, eso significa que aún dialogan con el mundo contemporáneo. Los textos que crearon pueden ser leídos como escritos muy actualesa€, dijo Alberto Vital, coordinador de Humanidades.

La Torre II de Humanidades se dividió en tres mesas, una conferencia magistral, en la que intervinieron 11 especialistas de México, Alemania, Francia, Grecia, Argentina, Uruguay y Estados Unidos.

a€œMe gusta su vocación de auténticos escritores que no fueron profesionales de la literatura, sino que realmente se entregaron en cuerpo y alma a la escritura, que no buscaban premios o promociones; no fueron industriales de la literatura como existen ahora, sino que vivieron de lleno desde, dentro, por y para la literatura, y desde ahí hacia los grandes temas universales del ser humano como la vida y la muerte, y la violencia de géneroa€, añadió.

Borges en Gaceta UNAM

Borges murió el 14 junio de 1986, pero estuvo muy cerca no sólo de México, sino de la UNAM. El escritor argentino, que desdeñaba el futbol, se integró en 1968 a la colección literaria sonora Voz Viva de México, donde dio lectura entre otros textos al cuento a€œBorges y yoa€. Aquí un fragmento:

a€œAl otro, a Borges/es a quien le ocurren las cosas/ Yo camino por Buenos Aires y me demoro/ acaso ya mecánicamente/ para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; /de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográficoa€.

Ya en la opacidad de la ceguera que lo aquejó en el epílogo de su vida, Borges, tras recibir del entonces Presidente José López Portillo el Premio Literario Internacional Ollin Yoliztli 1981, otorgado por el Festival Internacional Cervantino, se encontró con universitarios el 27 de agosto de 1981 en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario; así lo reportó Gaceta UNAM en su edición del 3 de septiembre de aquel año.

En respuesta a una cuestión del público sobre qué entendía por fantástico, el escritor argentino manifestó que no conocía algo que no lo fuera; asimismo, cuestionó si la realidad era parte de lo fantástico o de la misma realidad.

Rulfo honoris causa

Juan Rulfo falleció el 7 de enero de 1986; meses antes recibió el doctorado honoris causa por esta casa de estudios.

Víctor Jiménez, titular de la Fundación Juan Rulfo A.C., mencionó que Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno asistió como oyente a la Facultad de Filosofía y Letras, cuando estaba en Mascarones (en el centro de la Ciudad de México).

a€œMe dijo en una charla que fue a los cursos de Historia del Arte de Justino Fernández, y algunas veces se incorporaba a las visitas que hacían a templos coloniales. Además, tuvo un programa en Radio UNAM, a mediados de los 60, sobre novela contemporánea, de lo que apenas hemos encontrado referencias hemerográficasa€, relató.

En 1973 hubo un encuentro entre Juan y Jorge Luis, donde se dio el siguiente diálogo, según el académico Jorge Zepeda de El Colegio de México:

Borges: imagínese don Juan lo desdichados que seríamos si fuéramos inmortales.
Rulfo: Sí, después anda uno por ahí muerto haciendo como si estuviera uno vivo
Borges: Le voy a confiar un secreto, mi abuelo el general decía que no se llamaba Borges, que su nombre verdadero era otro; sospecho que se llamaba Pedro Páramo. Yo entonces soy una reedición de lo que usted escribió sobre los de Comala.


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