_ Especialistas se reúnen en el Primer Coloquio Historias talladas, retablos mexicanos del siglo XVI al XIX, que se lleva a cabo en el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán
Abordan la historia, evolución, simbolismo, materiales, procesos y proyectos de restauración, a través de mesas de trabajo que continuarán hasta este viernes 24 de octubre
Los retablos guardan una historia esculpida, una lectura establecida por su iconografía, estilo y factura, que abordan especialistas en arquitectura, historia y restauración en el Primer Coloquio y Exposición: Historias talladas, retablos mexicanos del siglo XVI al XIX, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La reunión de expertos y la muestra, que se llevan a cabo en el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán, Estado de México, tienen por objeto motivar otra manera de mirar los retablos, de acercarse a este patrimonio cultural que destaca por su variedad de estilos y formas, el valor simbólico que tiene para las comunidades y la iconografía representada en sus elementos tallados.
De los retablos que decoran las iglesias, se suelen admirar sus tallas, pinturas, esculturas y dorados, pero nunca se piensa en lo que hay detrás, en aquellos recovecos que únicamente los restauradores-conservadores tienen la oportunidad de observar.
Mostrar las entrañas de los retablos, el esqueleto que sostiene la obra, es otro de los propósitos de dicha actividad académica, coordinada por el restaurador Luis Huidobro, del INAH, en la que se abordan aspectos como la historia, evolución, simbolismo, materiales, procesos y proyectos de restauración, a través de mesas de trabajo que continuarán hasta este viernes 24 de octubre.
Utilizados como a€œtelón de fondoa€ de la liturgia, la mayoría de los retablos son de madera, aunque también hay algunos de piedra, mármol y alabastro, que se colocan sobre un cuerpo o estructura y varían según su sistema constructivo y los elementos que los conforman.
La exposición que acompaña dicho encuentro presenta maquetas, esquemas y fotografías de siete retablos, con un fin didáctico, para explicar las distintas facturas, diseños y discursos iconográficos. Los trabajos fueron realizados en los talleres de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) y de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente.
Están los retablos de la Virgen de los Dolores (siglo XVII), del templo de Santa Ana, en el municipio de Santa Ana Zegache, Oaxaca; de San Francisco de Paula (siglo XVIII), del templo de Santa Rosa de Viterbo, en Querétaro; de San Juan Bautista (siglo XVIII), en la iglesia de Cajititlán, en Tlajoculco de Zúñiga, Michoacán.
También el retablo del Sagrado Corazón de María (siglo XVIII), del templo de Santa Catarina Tayata, en la Mixteca Alta de Oaxaca; de la Virgen de los Dolores (siglo XVIII), en la Misión de San Francisco Javier, Baja California; de San José (siglo XVII), en el templo de Santiago Apóstol, en Tejupan, Oaxaca, y del Dulce Nombre de Jesús (siglo XVIII), en Amacueca, Jalisco.
En este conjunto de obras se pueden apreciar las diferentes facturas de retablos, como los de estructura reticular, que fue, quizás, la más empleada por los constructores, tanto en pequeñas obras como en aquellas de dimensiones monumentales. Asimismo, están los de cajones, cuyo elemento estructural es una caja cuadrada o rectangular; los de panel, con elementos formados por tablas, y los de armar, cuya estructura armable se implementó para obras que se trasladaban a lugares recónditos, como las misiones de la Alta y Baja California.
En cuanto al estilo, los hay manieristas, salomónicos, barrocos, estípite y neoclásicos, creados durante los siglos XVI al XVIII, además de algunos de principios del XIX que recrean los antiguos estilos con nuevas representaciones.
Aunque la mayoría de los retablos son de grandes dimensiones en el caso de los templos, también hay de pequeño formato hechos para las sacristías o las casas. Incluso se han encontrado dentro de pequeñas cajas los llamados a€œretablos viajerosa€, que tienen sus tallas y la escultura principal en el centro. El arquitecto Christian Chávez González, colaborador en la realización de maquetas para la exposición, comentó que se han hallado retablos de menor tamaño que miden entre 70 y 80 centímetros de alto por 50 de ancho.
De los de mayores dimensiones, destacó los que alberga el templo de San Juan Tabaá, en la Mixteca de Oaxaca. a€œSon alrededor de nueve retablos, de 13 metros de alto por 12 de ancho. Están también los del templo de San Francisco Javier a€”que forma parte del Museo Nacional del Virreinatoa€”, elaborados por Miguel Cabrera e Higinio de Chávez a mediados del siglo XVIII, y que son la culminación del barroco; el de los Reyes de la Catedral Metropolitana, de 1712, que trae la primera estípite; y el de la iglesia de Santa Prisca, en Taxco, Guerrero. Son los más representativos y mejor conservadosa€.
Entre los problemas que afectan a los retablos está la alteración de su estructura original y el cambio de piezas; otros factores son los agentes biológicos, como la lluvia, el ataque de insectos, el humo de veladoras, las flores y la humedad. a€œPero el mayor daño es el que causa el abandono, por ello es importante que las comunidades se apropien de estos bienes culturales y que siga siendo un patrimonio vivo, como ha ocurrido con muchas comunidades de Oaxaca que coadyuvan con el INAH en su preservacióna€, refirió.
Al respecto, Luis Huidobro dijo que los mismos pobladores están al pendiente del trabajo in situ que hacen los especialistas, y participan como ayudantes de carpintería o labores menores.
En la inauguración del encuentro, Valerie Magar, titular de la CNCPC, dijo que los retablos están cargados de múltiples valores para diversos grupos sociales: tienen un valor de uso religioso en las comunidades y también un valor científico y cultural para los especialistas.
a€œEs un tipo de patrimonio que amerita consideraciones especiales por sus dimensiones, complejidad del sistema constructivo y su estrecha asociación con los espacios arquitectónicos en los que se ubica, así como la evolución estilística, los cambios de uso que pudo haber tenido a lo largo de la historia y la iconografía representada en sus elementosa€.
Todo eso hace que sean bienes únicos que requieren de un cuidado y un tratamiento bien pensado, del concurso de muchas disciplinas para hacer una intervención adecuada. Desde hace muchos años se ha buscado la definición de metodologías que permitan una intervención estructurada para este tipo de patrimonio, respetando su integridad, señaló.
José Abel Ramos Soriano, director del Museo Nacional del Virreinato (MNV), expresó que es poco lo que se sabe de los retablos, no obstante su antigüedad, por lo que la multidisciplina y la interdisciplina son cada vez más necesarias para su estudio y conservación.
La exposición, que contó con el apoyo de la Fundación Jumex, se exhibirá durante tres meses en el MNV. Como actividad paralela, todos los sábados de octubre a enero de 2015 habrá talleres infantiles para niños, en los que realizarán su propio retablo y aprenderán la importancia de preservar estos bienes culturales.