_ Aunque la temporada decembrina suele asociarse con celebraciones, reuniones y muestras de afecto, diversas personas experimentan el periodo de manera distinta. Para muchos, la Navidad puede convertirse en un momento emocionalmente complejo. Especialistas denominan a este fenómeno como ansiedad por la Navidad, conocido de manera coloquial como síndrome del Grinch o Christougenniatikophobia, el cual puede manifestarse a través de irritabilidad, tristeza, insomnio, rechazo a los adornos festivos, incomodidad ante los villancicos, aislamiento social e incluso malestares físicos.
De acuerdo con profesionales de la salud mental, las causas del malestar navideño pueden ser variadas y, en muchos casos, combinadas. Algunas personas experimentan recuerdos dolorosos o traumas relacionados con acontecimientos pasados ocurridos en estas fechas. Para otras, el estrés financiero asociado a compras, intercambios o compromisos familiares representa una presión adicional, que puede intensificarse por las expectativas sociales establecidas en torno a esta celebración.
A estos factores se suma la llamada felicidad obligatoria: la presión cultural que sugiere que toda persona debe sentirse alegre, entusiasta y partícipe de las tradiciones. Cuando la realidad emocional no coincide con ese ideal, puede aparecer un sentimiento de culpa o incomodidad, lo cual incrementa el nivel de ansiedad y dificulta la convivencia en espacios festivos.
Frente a este panorama, especialistas recomiendan reconocer y validar las emociones propias, sin exigirse cumplir con estándares ajenos. Señalan que no es obligatorio aceptar todas las invitaciones, decorar la casa o participar en dinámicas sociales si ello representa un desgaste. Priorizar el bienestar personal, ajustar agendas, elegir con quién compartir el tiempo y observar límites saludables puede ayudar a transitar la temporada de forma más amable.
Asimismo, se destaca la importancia de buscar acompañamiento cuando las emociones se tornan difíciles de gestionar. Conversar con personas de confianza o acudir con profesionales de la salud mental permite explorar alternativas para enfrentar el estrés y la ansiedad decembrina. Entender que la Navidad puede despertar tanto alegría como nostalgia ayuda a construir un enfoque más realista y compasivo hacia uno mismo y hacia los demás.
