_ La Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA) interpretará piezas de compositores mexicanos en su tercer concierto presencial del año, el jueves 24 de junio a las 20:00 horas en el vestíbulo alto del Palacio de Bellas Artes, en el marco del Programa de Reactivación Musical y de la campaña #VolverAVerte de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
El programa está integrado por el Minueto de Ricardo Castro, las Tres miniaturas de Gustavo Campa, la Gavota de Manuel M. Ponce, los Cuatro pequeños trozos de Silvestre Revueltas, la Danza de Daniel Ayala y Sonoralia zacatecana de Emmanuel Arias.
El último concierto de este ciclo contará con las medidas sanitarias correspondientes, las cuales consisten en la instalación de un filtro con tapete desinfectante, la aplicación de gel antibacterial, la revisión de la temperatura que no rebase los 37.5ºC, así como el uso obligatorio de cubreboca y la sana distancia.
Participarán seis integrantes de la agrupación del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL): los violinistas Pastor Solís Guerra, José Manuel del Águila Cortés y Francisco Ageo Méndez, el violista Ricardo Orozco Buendía, la violonchelista Roxana Mendoza Guevara y el contrabajista Ulises Castillo Cano.
De clara influencia francesa, el Minueto de Castro está construido en un esquema ternario muy usual para el género, y se inserta en el rubro de la música de salón. Se trata de una de las piezas más conocidas del compositor duranguense. Las crónicas de la época señalan que fue interpretada varias veces en Europa, incluso en la Sala Érard de la capital francesa.
El título original de las Tres miniaturas es Trois miniatures. La decisión de Campa de nombrar la obra en francés ratificó su oposición a la influencia italiana en la música de su tiempo y, por extensión, su defensa de la francesa. En ella se detectan con claridad las vertientes principales del pensamiento musical del autor capitalino: recurrir a ideas relativamente arcaicas (en este caso, viejas formas de danza como la gavota y el minueto) para presentarlas bajo una nueva luz y su apego a los procedimientos formales académicos, como el empleo de variaciones y de recursos contrapuntísticos.
La Gavota de Ponce es una de las numerosas obras de su catálogo basadas en formas características de danza. Aquí aparece la vertiente europea del compositor zacatecano, que en ocasiones se contrapone y en otras se combina con el Ponce nacionalista, el romántico, el español o el moderno. La Gavota, original para piano solo, existe hoy en numerosas versiones y grabaciones: para orquesta, violín y piano, cuarteto de cuerdas, guitarra sola y terceto de guitarras, entre otras.
Los Cuatro pequeños trozos son de una concisión casi weberniana. Si bien el lenguaje no es tan ascético y astringente como el de las miniaturas de Anton Webern, sí es posible percibir la intención de Revueltas de depurar el discurso y mantener al mínimo el desarrollo de las ideas y los materiales musicales.
La Danza de Ayala se caracteriza por un discurso melódico y armónico que puede ser entendido como indigenista, aunque también es posible percibirlo como vagamente orientalista. La breve pieza concluye con algunos compases en pizzicato que dejan la impresión de una percusión ritual.
Sonoralia zacatecana fue concebida como una sonata en dos movimientos. El primero es una danza mexicana semejante a la habanera, muy en boga hacia fines del siglo XIX y principios del XX en los salones de la clase alta. El segundo movimiento es un jarabe, cuyo segundo tema le fue proporcionado a Arias por un tío abuelo suyo. Este tema proviene del tradicional jarabe largo zacatecano y es su presencia la que le da título a la obra.