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En México se han dado avances en materia de igualdad sustantiva de género, “pero aún falta mucho camino por recorrer”, afirmó Ana Buquet Corleto, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.
La Universidad Nacional tiene una larga trayectoria en el logro de ese objetivo, y está en proceso de crear un programa de posgrado en estudios de género, subrayó.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora este 8 de marzo, destacó que ésta es una ocasión para recordarle al mundo que las mujeres aún viven en condiciones de desigualdad frente a los hombres. “Representamos la mitad de la población mundial y poco más de la mexicana, así que no somos minoría ni un grupo vulnerable, sino seres humanos iguales, con la misma dignidad”.
Buquet Corleto mencionó que en el país se han establecido iniciativas como la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, o la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, “pero no se ha logrado transformar la realidad de las mexicanas, muestra de ello es que vivimos la peor época de violencia de género”.
Asimismo, resaltó la necesidad de transformar a la sociedad mexicana para que viva en condiciones de igualdad y justicia, y para lograr un desarrollo más sólido, pues “cuando las comunidades permiten el aprovechamiento de los talentos y el potencial de todos sus integrantes, evolucionan de manera positiva”.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, este 2020 es un año decisivo para la promoción de la igualdad de género. A través de la campaña “Soy de la generación igualdad: por los derechos de las mujeres”, se pretende reunir a personas de todos los géneros, edades, orígenes étnicos, razas, religiones y países para impulsar acciones encaminadas a crear un mundo más igualitario.
Trabajo doméstico, sin pago ni reconocimiento
“La sociedad está establecida de tal manera, que los varones tienen un empleo donde se les paga y se les reconoce; las mujeres también tienen trabajo en el espacio público, se les paga y reconoce, pero además deben trabajar en el hogar, sin pago ni reconocimiento, lo que las pone en desventaja”, recalcó Buquet Corleto.
El trabajo doméstico es fundamental, y debería hacerse de manera equitativa, pero no es así, “a esta circunstancia se le conoce como división sexual del trabajo, y mientras las sociedades no rompan con ese esquema, las mujeres no tendrán igualdad real en cuanto a las oportunidades laborales y el desarrollo profesional”.
Tras acentuar que en México no se ha logrado disminuir la violencia de género y el feminicidio, “la cara más brutal de las desigualdades”, señaló que las instituciones continúan reproduciendo los sistemas de desigualdad, un ejemplo de ello es que las mujeres tienen menos posibilidades de llegar a puestos de toma de decisiones debido a los estereotipos.
La educación, indispensable
“La desigualdad entre mujeres y hombres es un problema que debemos erradicar a través de la educación. Es fundamental que en todas las carreras haya por lo menos una materia obligatoria sobre perspectiva de género, que las nuevas generaciones se desarrollen académica y profesionalmente bajo esta mirada, para romper con la cultura de la desigualdad que actualmente está naturalizada”, enfatizó.
Expuso que las universidades de México se han organizado en una red (RENIES-Igualdad) que ha permitido el avance a nivel nacional en la materia. La UNAM, ejemplificó, tiene una larga trayectoria en estudios de género y está a la vanguardia: tenemos centros y programas relacionados, pero aún falta camino por recorrer.
“En la Universidad estamos en el proceso de crear un programa de posgrado en la materia, y ya contamos con un centro de investigación (CIEG). Es un gran avance porque se otorga la posibilidad de tener una planta académica destinada a investigar, reflexionar, analizar y aportar herramientas teórico-metodológicas sobre este problema a nivel local, nacional y global”.
Un día sin mujeres
Al referirse a la iniciativa #UnDíaSinNosotras, a la que se ha sumado la UNAM, Buquet Corleto consideró que “es una manera pacífica de mostrarle a México y al mundo que la presencia de las mujeres es fundamental en todos los ámbitos, que están en pie de igualdad sustantiva y absoluta con los hombres”.
Este movimiento comenzó en Islandia en 1975, y se consiguieron acciones positivas a favor de ellas, marcó un antes y un después en los países nórdicos, lo que se vio reflejado en altos índices de igualdad de género.
“Este 2020 es un año importante para la lucha de las mujeres, porque estamos en una coyuntura histórica única, en la que sin tomar las armas, a través de una revolución pacífica que comenzó en el siglo XX, estamos logrando cambios permanentes en nuestras vidas en todo el mundo. Invito a todas a sumarse a la marcha del 8 de marzo y al paro del 9 de marzo, por un mismo fin: más igualdad y menos violencia”, concluyó.