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Expertos del Instituto de Biotecnología de la UNAM (IBt), en colaboración con investigadores del Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN), encabezaron el mayor estudio de genoma completo de poblaciones originarias de México, el cual ofrece un cúmulo importante de información y permitirá avanzar en los estudios médicos y de poblaciones en nuestro país.
Juan Enrique Morett Sánchez, titular de la investigación publicada en la revista Plos One, precisó que anteriormente se habían analizado los llamados marcadores genómicos, es decir, solo una fracción de variantes del genoma; o bien, los específicos relacionados con proteínas, o sea, menos de dos por ciento del genoma.
Como parte del trabajo, los especialistas detectaron 44 mil variantes exclusivas de los pueblos originarios, las cuales les permitieron sobrevivir a medida que viajaban y llegaban a nuevos ambientes, es decir, del Estrecho de Bering al sur del continente.
“En los grupos mexicanos encontramos muchas variantes seleccionadas naturalmente, no sabemos con precisión qué hacen, pero sí sabemos en términos generales que tienen que ver con nuestro sistema inmune; es decir, nos dan ‘ventajas’ inmunológicas”, precisó el experto en Evolución molecular.
También encontraron variantes relacionadas con el manejo de fármacos, un aspecto clave para la medicina genómica porque hay medicamentos que para unas personas pueden ser tóxicos, a otras no hacerles efecto, mientras que algunas requieren dosis mayores o menores. Por lo anterior, varios países comenzaron a exigir que antes de ofrecer una medicina se realice un perfil genético del paciente.
Morett Sánchez y su equipo buscaron marcadores genéticos que ofrecieran información de la infección por SARS-CoV-2, y encontraron que la proteína que tenemos no varía con respecto a las demás poblaciones del mundo, pero su regulación sí podría ser diferente; estos datos podrán aprovecharlos otros grupos de investigación para combatir el virus.
“El cáncer, la diabetes y las enfermedades crónico-degenerativas tienen mucho que ver con nuestro componente genómico, entonces entenderlo y estudiarlo puede tener mucho que ver con la respuesta ante enfermedades, de ahí la importancia de entender la parte de información amerindia, la cual nos faltaba”, aseveró.
El investigador universitario precisó que al publicar los resultados se da la oportunidad para que grupos especializados en Biología y Medicina avancen en este tipo de estudios gracias a que ahora se cuenta con esta información. “Nosotros presentamos el gran mapa y estos detalles que nos llamaron la atención; hay variantes genéticas que tienen que ver con la tendencia a desarrollar obesidad y es necesario estudiarlos”.
Libro de historia
Si bien no se sabe todavía qué hacen estas variantes, los hallazgos son similares a un libro que se está abriendo y es necesario ver lo que hay ahí, enfatizó Morett Sánchez.
Para el trabajo realizado de manera total en México, se analizó un centenar de genomas que resguardaba el Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN), todos de personas de pueblos originarios de Norte a Sur del territorio nacional, sin estar relacionadas familiarmente; son de adultos sanos mayores de 80 años de edad.
En 2017 el equipo de Morett Sánchez presentó el primer avance de este estudio al publicar 12 genomas completos del mexicano y ahora se indagaron 100, de los cuales se reportan 76; los que quedaron fuera (mayos, seris, mazahuas, nahuas, tacuates, mames, mayas y tzotziles, entre otros), tenían más de 15 por ciento de genoma extranjero.
Los genomas presentados tienen 97 por ciento de ancestría amerindia, es decir, de personas que casi no tienen en su genética mezcla de poblaciones europeas; corresponden a 27 pueblos originarios de los 70 que hay en el país (de acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas).
“Hay muy pocos estudios de esta naturaleza, hay algo en Perú y otras naciones, pero nada de esta magnitud. En México no hay nada así. Para poblaciones europeas o en Estados Unidos hay mucha información, pero de lo que más nos falta estudiar es el componente americano de la genómica”, explicó.
Al abundar, Morett Sánchez aseguró: debido a que la mayoría de los actuales mexicanos tiene de 30 a 70 por ciento de ancestría amerindia o ibérica, y se cuenta con bastante información sobre el genoma europeo y anglosajón, este nuevo estudio ayuda a completar el conocimiento de nuestro genoma.
“No debemos olvidar que nuestro genoma es un libro de historia. Ahí podemos ver y recapitular qué ha pasado a lo largo de la evolución y con estos estudios confirmamos que nuestros ancestros vienen de poblaciones que habitaron Siberia hace más de 20 mil años”, comentó el experto de la Unidad Universitaria de Secuenciación Masiva de DNA.
Diversidad genética
El estudio llamado “Whole genome variation in 27 Mexican indigenous populations, demographic and biomedical insights” revela una clara división y diversidad genética entre el norte, centro y sur del país.
¿Quiénes se parecen más entre sí o quienes se agrupan más cerca? Son los del norte, después los del sur-sureste (mayas y los de Chiapas). Ambos se diferencian de los nahuas en el centro del país, un grupo diverso que tiene seis millones de personas hablantes de su lengua.
“El genoma es muy complejo de analizar, encontramos más de 44 mil variantes que solo están en los amerindios; es decir, ninguna otra población en el mundo las tiene, exclusivas nuestras y lo más probable es que la gran mayoría serán específicas para nuestras poblaciones”, detalló.
Adicionalmente el equipo de expertos –integrado por estudiantes de licenciatura a doctorado del IBt, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el INMEGEN–, reveló que hay un gran parecido entre los grupos del sur de México y los peruanos.
“Los peruanos están más cerca de los grupos mayenses que del resto de los mexicanos y es algo muy interesante ya que las poblaciones, antes de la llegada de los españoles a Sudamérica consumían y sembraban el maíz, el cual no hay duda que se originó en México. Entonces alguien lo tuvo que llevar, y no solo transportó el grano, sino sus genes”, precisó.
Con el estudio, Morett Sánchez y su grupo de especialistas expusieron cómo es la diversidad genética de los pueblos originarios. Si bien se cuenta con 100 genomas completos, es necesario ampliar esta base de datos por lo cual su objetivo es darle continuidad a la investigación.
Otra posible línea a indagar será revisar el ADN de fósiles de individuos quienes vivieron hace más de 500 años; esto es, antes de la diversidad que actualmente se ve, por lo que se buscará la colaboración con antropólogos para obtener material de calidad y fechado a fin de tener un mapa más claro de los cambios histórico-evolutivos de las poblaciones.