_ La chimenea de 14.50 metros que domina el paisaje del ejido La Zacatecana en Guadalupe, Zacatecas, es el último ícono visible de una antigua fábrica textil de lana que operó durante casi siete décadas. Este complejo industrial, dedicado a la producción de jerga para pantalones de charro, casimir, tafetán, sarapes, barraganes, frazadas, jorongos y mantas para mercados locales y regionales, es el objeto de estudio de la tesis premiada del arquitecto Jorge Ignacio De León Romo. Su investigación sitúa a La Zacatecana como parte fundamental de la cultura industrial mexicana de la segunda mitad del siglo XIX.
El estudio 'Los vestigios de un pasado industrial del siglo XIX en Guadalupe, Zacatecas. Antigua fábrica La Zacatecana: Arquitectura, conservación y sostenibilidad' recibió mención honorífica en los Premios del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) 2025, específicamente el galardón Francisco de la Maza/Sonia Lombardo a las mejores obras en preservación del patrimonio artístico y urbanístico. La tesis reflexiona sobre el concepto de ruina industrial, su interpretación, valoración y conservación como recurso patrimonial mediante principios de sostenibilidad.
Los vestigios se extienden sobre dos hectáreas y conforman un conjunto compacto de arqueología industrial que incluye el casco fabril principal con su característico acceso marco de cantería rosa. El complejo hidráulico original subsiste con un acueducto de 10 arcadas, un pozo con malacate, una pila distribuidora y evidencias de lo que fue una rueda vertical. Completan el conjunto un pequeño horno, una pila circular de 14 metros diámetro y los restos externos de una atarjea.
Fundada en 1845 por Antonio García Salinas -hermano del entonces gobernador Francisco García Salinas- La Zacatecana representó la primera oleada industrializadora en Zacatecas y México. Transformó radicalmente la manufactura textil regional al acelerar procesos productivos y romper con métodos tradicionales. Su materia prima provenía directamente de la Hacienda de Trancoso, centro ganadero propiedad del mismo García Salinas. Sin embargo, cambios económicos durante el Porfiriato que desplazaron polos industriales al norte del país sumados al estallido revolucionario iniciaron su decadencia.
El arquitecto De León Romo destaca cómo estos espacios fragmentados 'manifiestan la organización obrera que sustituyó las formas tradicionales y artesanales', estableciendo un diálogo tangible con el pasado laboral zacatecano. Su propuesta plantea recuperar las ruinas mediante estrategias culturales y regeneración territorial que promuevan sostenibilidad ambiental junto con conservación arquitectónica por reutilización adaptativa. Los beneficios potenciales incluyen preservación patrimonial histórica-industrial revitalización comunitaria desarrollo económico local aumento valor actividades agrícolas fomento turismo cultural conservación valores edificatorios testimoniales.