La expansión de proyectos de cine y series en México ha dado un impulso especial a la economía regional, beneficiando a poblaciones donde se llevan a cabo rodajes. Desde la contratación de personal local, hasta el consumo de servicios de hotelería y alimentación, las filmaciones aportan ingresos a múltiples sectores.
Autoridades federales y estatales señalan que cuando un equipo de producción llega a un municipio, genera empleos inmediatos, contrata servicios de transporte y moviliza la industria de la construcción, todo mientras promociona la riqueza cultural y natural de la zona. Incluso, algunos sitios que han aparecido en series o películas registran un repunte notable en la llegada de turistas.
Para explotar esta dinámica, se han diseñado plataformas digitales que facilitan trámites para filmar en espacios públicos y se promueve el diálogo permanente con empresas productoras. Esta sinergia público-privada busca hacer que más ciudades y comunidades mexicanas aparezcan en la pantalla, fomentando el arraigo cultural y la inversión extranjera.
En el mediano y largo plazo, el Gobierno de México apuesta por convertir los destinos fílmicos en rutas turísticas. Las personas interesadas pueden visitar las locaciones, conocer la gastronomía local e incluso sumarse a actividades derivadas de la actividad cinematográfica. De esta manera, el crecimiento del sector audiovisual también impulsa el turismo y refuerza el compromiso con el desarrollo equilibrado de las regiones.