Los pagos diferidos y las promociones a meses sin intereses se han convertido en herramientas populares para quienes desean comprar sin desembolsar grandes cantidades de dinero de inmediato. Sin embargo, su uso inadecuado puede comprometer seriamente la salud financiera. En México, al menos el 90% de los usuarios de tarjetas de crédito utiliza este tipo de promociones, de acuerdo con datos recientes de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024.
Fernando Ávila, coordinador de educación financiera en Santander, explicó que este esquema permite dividir el total de una compra en mensualidades fijas, ya sea sin intereses o con intereses dependiendo de la promoción y puntualidad en el pago. Aunque es útil para adquirir bienes costosos, como electrodomésticos o equipos electrónicos, también implica que el monto total de la compra se congela en la línea de crédito, limitando el uso posterior de la tarjeta.
Valeria González, fundadora de Finanzas que Valen, puntualizó que diferir un pago no es posponerlo, sino asumir un compromiso de pago mensual. Es decir, una compra de 1,500 pesos a tres meses sin intereses implica pagar 500 pesos durante tres meses consecutivos, no comenzar a pagar después del plazo. Por eso, recomienda evaluar con responsabilidad si se podrá cumplir con el pago en todo el plazo pactado.
Expertos financieros advierten sobre el riesgo de usar de forma excesiva estos esquemas, ya que parte del ingreso mensual quedará comprometido. De no considerar ingresos futuros o enfrentar cambios inesperados, se corre el riesgo de caer en insolvencia, generar intereses moratorios o pagar comisiones adicionales.
El uso de pagos diferidos puede ser una herramienta útil para quienes tienen claridad sobre su presupuesto y disciplina financiera. No obstante, su efectividad depende de una buena planificación y de evitar comprometer más allá de lo que se puede pagar. En resumen, conviene usarlos para bienes duraderos y de alto costo, pero no para compras impulsivas o gastos recurrentes.