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Martes 16 de abril de 2024

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La Crónica Mexicana de Hernando de Alvarado Tezozómoc en plataforma virtual

La Crónica Mexicana de Hernando de Alvarado Tezozómoc en plataforma virtual

La Crónica Mexicana de Hernando de Alvarado Tezozómoc en plataforma virtual

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Proyecto conjunto del INAH y la Universidad de Senshu, Japón, que comparte una de las obras pilares para entender a la Ciudad de México antes de la llegada de Cortés.

La plataforma festeja 80 años de la presencia del INAH en la historia, produciendo conocimiento y haciéndolo democrático a través de la divulgación.


Este 15 de agosto, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad de Senshu, Japón, presentarán la plataforma virtual de la Crónica Mexicana, manuscrito del siglo XVI atribuido al noble indígena Hernando de Alvarado Tezozómoc, hoy considerada una de las fuentes de primera importancia para el estudio del pasado tenochca y la formación de la nueva ciudad novohispana.

La obra fue escrita en castellano con vocablos en náhuatl, su estructura corresponde a la tradición europea, compuesta de capítulos con títulos; sus múltiples copias, elaboradas entre los siglos XVII y XIX, están conformadas por entre 900 y mil 200 fojas. La más antigua está resguardada en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, en Washington, pero no ha sido posible localizar el original y tampoco hay evidencia que su autor la haya escrito de su propia mano.

La plataforma digital Crónica Mexicana es resultado de un proyecto interinstitucional e interdisciplinario, desarrollado entre la Dirección de Estudios Históricos (DEH), la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y la Universidad de Senshu, el cual inició en 2016 con el objetivo de dar a conocer, a través de recursos digitales, esta obra fundamental de la historiografía mexicana, y fomentar su estudio y análisis como parte del inestimable patrimonio documental de la nación.

Las académicas titulares del proyecto —concretado en la plataforma digital— son, por parte de México, Clementina Battcock, historiadora de la DEH, y Berenise Bravo Rubio, investigadora de la ENAH; y por Japón, la especialista en historia de México, Yukitaka Inoue Okubo, de la Universidad de Senshu.

Battcock informa que este recurso digital pone al alcance de todos, las dos versiones de la Crónica Mexicana que se encuentran en México. La historiadora explica que, por la importancia de la obra, desde el siglo XVII hasta el XIX se elaboraron diversas copias manuscritas, mismas que hoy se encuentran esparcidas en distintos repositorios documentales de México, Estados Unidos y Francia.

Las versiones que el usuario encontrará en esta plataforma, diseñada en Japón y digitalizada dentro de las normas internacionales, con la mejor calidad y ágil para su manipulación, corresponden a las dos únicas que están en los acervos de instituciones mexicanas: una, en el Archivo General de la Nación (AGN), con la clasificación Historia, GD 257, vol. 12, años 1598, 1792; y otra, archivada en la Colección Antigua de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH) del INAH, copia de la copia de la Colección Memorias de Nueva España 1792 (enviada al AGN), perteneciente a José Fernando Ramírez, con abundantes notas y un apéndice.

La historiadora explica que el proyecto actualmente trabaja en un tercer manuscrito: la Crónica Mexicana, resguardada por la Biblioteca de la Universidad de Texas, en Austin, la cual es otra de las tres copias de la Colección de Memorias de Nueva España 1792, hecha y guardada en el Convento de San Francisco, que perteneció al historiador Joaquín García Icazbalceta.

Paleografía “modernizada”, artículos sobre la obra y bibliografía actualizada

La plataforma digital contendrá las tres copias con su respectiva paleografía, realizada por académicos y estudiantes de la ENAH, dirigidos por Berenise Bravo Rubio, quien comenta que se optó por una transcripción “modernizada” de los textos a fin de que cualquier persona pueda leer el documento, siguiendo tres criterios: primero, se observaron las reglas de ortografía actual, cambiando las palabras mal escritas; segundo, se colocaron los acentos de acuerdo con la ortografía actual; y tercero, las variantes de palabras en náhuatl, los nombres de personas y de lugares se respetaron por completo y tal cual fueron variando.

La investigadora de la ENAH comenta que la paleografía fue un trabajo colosal, porque son mil 200 fojas de una copia y alrededor de 900 de las otras; hubo que tener mucho cuidado con los vocablos en desuso, así como al “modernizar” las maneras de expresión de la época en la cual se hizo. El objetivo es compartir una transcripción flexible, accesible a cualquier persona de hoy, pero sin retirar el sentido novohispano del manuscrito.

Battcock detalla que en la plataforma el usuario encontrará un apartado con artículos realizados por especialistas en la materia, tanto mexicanos como extranjeros, quienes han analizado el documento desde diferentes perspectivas y en distintos momentos.

José Rubén Romero Galván, del IIH/UNAM, ofrece luces sobre el autor y su tiempo; Patricia Escandón, del CIALC/UNAM, y Clementina Battcock proponen un repaso por las ediciones hechas a la Crónica Mexicana en los últimos 140 años; asimismo, Salvador Rueda, director del Museo Nacional de Historia, y Battcock hacen un análisis del contexto decimonónico de los primeros estudios sobre el documento.

Valeria Añón, de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, aporta desde la perspectiva literaria; Sergio Botta, de la Sapienza Universidad de Roma, Italia, entrega un ensayo sobre los dioses, un tema novedoso en tanto que no se había analizado la Crónica Mexicana desde tal perspectiva. Yukitaka Inoue Okubo completa esta sección de estudios con un análisis sobre la relación de esta obra con el horizonte historiográfico novohispano.

Los trabajos permiten una lectura amena y fácil para responder preguntas sobre, quién es su autor, de qué trata el relato, cuántos capítulos conforman la obra y cuáles son los contextos sociales de la capital novohispana al momento de su escritura. También se aclaran cuestiones sobre cuántos manuscritos de la Crónica Mexicana se conocen. Se incluye una bibliografía actualizada, la cual da cuenta de los distintos trabajos que hasta el momento han examinado esta obra y a su autor.

Bravo comenta que son alrededor de 300 referencias bibliográficas las que se ofrecen sobre una de las obras históricas novohispanas que más interés han despertado entre los distintos estudiosos del pasado indígena, desde la época de Siguenza y Góngora hasta nuestros días.

El legado de la nobleza mexica

Respecto a su autor, Battcock dice que fue escrita por uno de los cronistas indígenas más conocidos de la época novohispana, perteneciente a la nobleza tenochca: Hernando de Alvarado Tezozómoc, quinto hijo de Diego de Alvarado Huanitzin, tlatoani y juez gobernador de Tenochtitlan, nieto de Moteuhczoma Xocóyotl, por línea materna, y bisnieto de Axayácatl, por paterna.

La Crónica Mexicana es una fuente de gran importancia para el estudio de la sociedad mexica: narra la “historia oficial” de la casa gobernante tenochca. Su contenido parte de una narrativa que glorifica el pasado de Tenochtitlan, pues Tezozómoc buscaba inscribir el legado de la nobleza mexica, a la que perteneció.

“Su escritura marca un punto importante del contacto: entrecruza una mirada nahua hacia el pasado que toma como horizonte la historiografía novohispana. Este proceso fue posible debido a que los nobles indígenas estaban siendo educados en colegios de tradición europea, al tiempo que transmitían su memoria histórica y colectiva; su sentir y vivencias de la Conquista”, explica Battcock.

El Proyecto Crónica Mexicana espera que las diferentes copias, su paleografía, artículos y bibliografía sean utilizados por investigadores interesados en el pasado de México a nivel mundial, y que coadyuve a la socialización y sensibilización sobre el cuidado y protección de los bienes culturales de México.

La plataforma será presentada este jueves 15 de agosto a las 12:00 horas, en el Dirección de Estudios Históricos del INAH (Allende 172, esquina Juárez, Tlalpan).


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