_ Con el trabajo colaborativo entre la Secretaría de Cultura, a través de Cultura comunitaria, y la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, se expone desde el 13 de diciembre, la muestra De Ícaros y Alas, libertad desde la cárcel en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) y puede ser visitada de martes a domingo, hasta el dos de febrero de 2020.
Las piezas expuestas fueron creadas por integrantes de Kolectiv.feat, un colectivo de 16 artistas privados de su libertad en el Reclusorio Preventivo Varonil Norte, Ciudad de México. Estas obras de arte recorrieron nueve diferentes sedes en 2019, incluidos el Centro Cultural Los Pinos y el Auditorio Nacional.
Los éxitos de los integrantes de este colectivo no se limitan a su crecimiento y desarrollo artístico, sino que, además, este grupo de creadores celebró, en este año, la obtención de libertad de uno más de sus integrantes, con ello también se destaca el crecimiento personal y el desarrollo humano.
“El arte es un medio para expresar las emociones, mucha gente que cae en la cárcel se encierra en ese círculo de reclusión. Uno está preso físicamente pero emocionalmente siempre debemos ser libres en donde sea que nos encontremos”, comenta Manuel Álvarez, artista que recientemente obtuvo su libertad.
Hasta el pasado mes de noviembre eran tres los miembros de Kolectiv.Feat que abandonaron el Reclusorio Norte: Alejandro Sandria, Moisés Bucio y Alejandro Ríos y se suma a ellos Manuel Álvarez. Este grupo de creadores se consolidó a partir del taller de expresión artística que durante tres horas y dos días a la semana imparte la artista Lulú Sánchez Puig al interior del penal y hoy son importantes aliados de Cultura comunitaria, de la Secretaría de Cultura.
“Antes pintaba en las calles, era grafitero. Desde niño me ha gustado dibujar y esa expresión de manera más urbana la llevé a cabo de chico, pero ahora se me dio la oportunidad de expresarlo en óleo, acrílico y sobre pintura”, comenta Manuel Álvarez Sánchez.
El artista se unió al taller cuando vio la convocatoria. “En el reclusorio hay un auditorio donde se hacen eventos culturales. Yo tocaba en un grupo de punk y vi la propaganda, entonces me quise acercar al taller”. Actualmente, la obra de Manuel Álvarez está presente en la muestra De Ícaros y Alas, libertad desde la cárcel y una de sus pinturas versa sobre la supervivencia y protección.
“En el cuadro me represento como un ave y estoy defendiendo a mi hija de todos los peligros, incluido el peligro de la falta de emociones. También plasmo dos caras: de un dragón y de una persona que puede ser cualquiera, porque adentro, por más bueno que seas, tienes que sacar tu dragón interno, debes aprender a sobrevivir”, detalla Álvarez.
“El taller, además de ser un pasatiempo fue un crecimiento espiritual porque podía compartir mis emociones a través de la pintura y de la escultura que hago en madera. Ahora me siento muy contento”, agrega.
A pesar de que su cuerpo estuviera tras las rejas, el arte le permitió sentirse en libertad, afirma: “Me sentía en libertad porque todo el tiempo estuve en escultura y pintura, era mi manera de liberar emociones”. Ahora que ha obtenido su libertad, el artista está decidido a continuar su formación plástica.
Cultura comunitaria seguirá promoviendo espacios para la libertad creativa y así promover los derechos culturales de las personas privadas de su libertad y demostrar el poder transformador que la experiencia artística ejerce en quien la práctica y en quien la contempla; logrando el objetivo de la Secretaría de Cultura de no dejar a nadie atrás.