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Jueves 25 de abril de 2024

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El libro Juego de letras, un homenaje al artista Vicente Rojo

El libro Juego de letras, un homenaje al artista Vicente Rojo

El libro Juego de letras, un homenaje al artista Vicente Rojo

_ La Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Artes Visuales, presentaron el libro Vicente Rojo. Juego de letras, en el Palacio de Bellas Artes, como parte del homenaje que se le rinde al pintor, escultor, diseñador gráfico, editor y maestro, artista que encontró espacios para hacer brillar su sensibilidad.

En la presentación de esta obra editorial en la Sala Manuel M. Ponce, la directora general del Inbal, Lucina Jiménez López, destacó que este libro representa un acto amoroso que hizo que en marzo de 2021, con el compromiso de que este libro cobrara vida porque entrañaba en sí mismo otros actos amorosos que habían sido gestados y que han sido reseñados por Verana Codina, Isaac Masri y Vicente Rojo Cama.

Acompañada por la escritora Bárbara Jacobs, la titular del Inbal afirmó que se tiene la responsabilidad y obligación de seguir explorando el trabajo de Vicente Rojo siempre en armonía, en búsqueda y en capacidad de descubrimiento y de irrupción como él siempre lo hacía.

Precisó que el hecho de que este libro haya sido editado, significa también un compromiso que el Inbal asumió desde siempre, en los diálogos y conversaciones con el artista, reconociendo esa mirada que Vicente fue generando, con esas revoluciones e irrupciones en el diseño gráfico y porque evolucionó esa capacidad de transitar hacia la interdisciplinariedad de las artes visuales y dialogar con muchas otras disciplinas.

Comentó que esta obra es un pequeño apunte de todo aquello que tendrá que ser ese homenaje, el cual será como dice Vicente Rojo Cama, “un redescubrir a Vicente” en muchas otras lecturas que todavía tenemos pendientes, como aquella que tendrá que hacer el Museo de Arte Moderno en una exposición retrospectiva comprometida con él, la cual será inaugurada el 2 de julio de 2022 en cumplimiento con este compromiso y deseo que Vicente Rojo tenía, en la cual muy claramente dijo: “No quiero estar en el Museo del Palacio de Bellas Artes, quiero estar en la reflexión del arte moderno, quiero estar en la reflexión de lo que signifique en este momento el arte mexicano”.

Por último, la directora general reconoció que el artista y escultor es el único capaz de fluir entre la pintura, el diseño, la edición, así como la plasticidad y la poética expresada en cualquiera de las dimensiones que él pudo construir.

Con la moderación de Mariana Munguía, coordinadora nacional de Artes Visuales, la obra presentada reseña el trabajo pictórico realizado por el artista entre 2014 y 2019. reúne un conjunto de obras que integran la serie Escrituras, conformada por 60 piezas con un formato de 56 x 56 cm, realizadas en una técnica mixta que el artista trabajó con la pasión y meticulosidad que caracterizaron su obra.

La obra de mi padre es muy lúdica

Por su parte, el compositor, diseñador y artista visual Vicente Rojo Cama recordó que su padre, siendo una persona muy seria y discreta, alejado del mundanal ruido, “era una persona muy juguetona y con mucho humor. En círculos y en charlas cercanas, sabemos que tenía un humor muy fino, muy sutil.

Al compartir algunas anécdotas, dijo que su padre pintaba en simultáneo. “Aventaba todo al suelo en el estudio, todo lleno de telas y entonces ahí iba jugando, realmente yo a veces lo alucinaba como un duendecillo que iba arrojando colores, polvos mágicos, pedazos de cartón, es decir, se la pasaba bomba y jugaba, se divertía más que todos juntos”.

El diseñador de Vicente Rojo. Juego de letras comentó que el resultado de ese proceso son todos estos cuadros que son muy lúdicos. En general, toda la obra de mi padre es muy lúdica.

Un gran humanista en la plástica mexicana

Para el promotor de arte Isaac Masri, su referente dentro de las artes plásticas siempre fue Vicente Rojo. “No quería hacer nada más sin que me apoyara, me orientara y diera su consejo. Si él no me daba el visto bueno en ese momento, descartaba el proyecto o él me sugería uno nuevo. Así empezamos a trabajar infinidad de proyectos a lo largo de 45 años.

Trabajamos escultura, pintura, juguetes, y me siento muy orgulloso de haber sido partícipe en la promoción de algunos de los proyectos más importantes de Vicente y de otros artistas. Vicente para mí fue más que amigo y paciente”, agregó Masri.

“Hoy realmente estoy en una orfandad de la promoción, es un momento que confieso me siento desorientado y no me siento capaz de comenzar un nuevo proyecto. Se fueron muchos artistas queridísimos en los últimos años, como Leonora, Manuel Felguérez y últimamente Vicente, quien realmente me apuntalaba para empujar los proyectos. Hace poco tuvimos una exposición de toda la labor que hizo Vicente para pagar sus impuestos”.

Creo que es uno de los grandes caballeros de la plástica mexicana. “Lo que él decía era ley, pero nunca la imponía, siempre daba la razón, uno aprendía que sus silencios eran mucho más fuertes que sus palabras, recordó Masri.

En su texto Juego de letras, de lo ilegible a lo legible, la escritora Verana Codina expresó que Rojo se esmeró por construir un sello visual que definió su papel como el mayor impulsor del diseño gráfico y editorial en lengua hispana durante más de cinco décadas.

A la par —añadió—, supo establecer un estilo propio dentro de la tradición pictórica en México. “Como una figura clave para la generación de la Ruptura —a la cual él llamó de la Apertura—, en compañía de artistas como Lilia Carrillo, Manuel Felguérez o Fernando García Ponce, generó una nueva vitalidad que reemplazó la figuración por una abstracción de las formas.

En su opinión, Vicente Rojo siempre tuvo clara la diferencia entre el diseño y la pintura, pues mientras el primero debía servir a la inmediatez de su comunicación con el público, la segunda le permitía un trabajo más libre. En esta intersección de labores se sitúa su reciente grupo titulado Juego de letras, en el que logra hacer un objeto por completo manipulable, que redujera la distancia entre el público y la obra.

“Se trata del segundo conjunto de pinturas pertenecientes a un grupo de dos subseries que conforman una más grande titulada Escrituras, en el cual da cabida a una nueva etapa de experimentación y jugueteo tipográfico”, puntualizó la escritora.

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