La práctica de la partería tradicional es mucho más que asistir partos: implica un acompañamiento integral a las mujeres, sus familias y comunidades, con saberes transmitidos de generación en generación. Así lo destacaron las parteras Estela Hernández Martínez y Ofelia Pérez Ruiz durante el conversatorio Partería tradicional: vida, cultura y territorio, realizado en el Centro Comunitario Culhuacán (CCC), Ex Convento de San Juan Evangelista, como parte de la exposición homónima organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Estela Hernández, partera tének de Aquismón, San Luis Potosí, y fundadora de M’ím T’sabal Parteras, compartió que su labor no termina con el nacimiento: “Acompañamos a las mujeres en la lactancia, cuidamos la salud de sus hijos y también al padre, porque el parto es una transformación de ambos”. Explicó que la práctica se basa en el uso de plantas medicinales y en el vínculo espiritual con la naturaleza, y llamó a valorar los conocimientos tradicionales como parte de la medicina comunitaria.
Por su parte, Ofelia Pérez Ruiz, partera tsotsil de Chenalhó, Chiapas, con 35 años de experiencia y vocera del Movimiento de Parteras de Chiapas Nich Ixim, afirmó que su labor representa la primera línea de atención en muchas comunidades. “Las madres confían en nosotras porque hablamos su lengua y compartimos su entorno. No solo atendemos partos, sino enfermedades y procesos de vida hasta la adolescencia”, señaló.
Ambas coincidieron en que la partería enfrenta retos por el desconocimiento institucional y la falta de reconocimiento a los saberes indígenas. “Nuestros conocimientos son tan válidos como los de cualquier sistema educativo, y deben ser respetados”, enfatizó Hernández, quien también destacó la necesidad de formar nuevas generaciones de parteras para mantener viva esta práctica milenaria.
La exposición Partería tradicional: vida, cultura y territorio reúne fotografías, códices, videos e infografías que muestran la relevancia cultural y médica de la partería en los pueblos originarios de México. Estará abierta al público hasta el 29 de marzo de 2026, en el Claustro del Centro Comunitario Culhuacán.