_ La inculpada citó a la víctima con el argumento de conseguirle una tarjeta de apoyo
Detenidos en Tamaulipas, mediante oficio de colaboración
Pruebas desahogadas durante el proceso permitieron a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, conseguir que un Juez de primera instancia impusiera una pena acumulada de 46 años de prisión contra una mujer y un hombre que en marzo de 2013 privaron de la vida a la madre de un menor de edad con el propósito de quitárselo.
A Rosa Irene Ángeles López, quien además se identificó con otros seis nombres, el impartidor de justicia 55 Penal, con sede en el Reclusorio Preventivo Oriente, le impuso una pena de 39 años y siete meses de presidio, así como el pago de 44 mil 166 pesos por la comisión de los delitos de homicidio calificado y sustracción de menores agravado; por este último ilícito, César Michel Chávez García fue condenado a siete años y 11 meses de reclusión, además que deberá cubrir una multa de 21 mil 824 pesos.
En el expediente 151/2013 quedó acreditado que la ofendida acudió la mañana del 22 de marzo de 2013, junto con su menor, a una sucursal bancaria, localizada en el municipio de Chalco, Estado de México, donde Rosa Irene la había citado con el argumento de conseguirle una tarjeta de ayuda económica.
Con engaños y falsas promesas Ángeles López condujo a la víctima a un inmueble situado en el pueblo de San Pablo Oztotepec, perímetro de Milpa Alta, donde la golpeó en el estómago fracturándole las costillas, y con unas sábanas la ató de pies y manos para asfixiarla con una bolsa de plástico.
Luego de apoderarse del menor, la mujer se ocultó en los estados de Hidalgo y Veracruz con César Michel Chávez García, quien al enterarse que la buscaban, la ayudó a refugiarse en la ciudad de Tampico, Tamaulipas.
Con información recabada por la Fiscalía Central de Investigación para la Atención del Delito de Homicidio, se solicitó apoyo de elementos de la Policía de Investigación, quienes mediante oficio de colaboración y labores de inteligencia permitieron lograr su ubicación y captura. Una vez recuperado el niño le fue practicada la prueba de ADN que confirmó el parentesco con la occisa.
