_ En Nunkiní, Campeche, la memoria y la identidad maya se entrelazan en las manos de María Marta Angelina Tzeek Tzeek, artesana que desde hace más de quince años ha dedicado su vida al rescate, preservación e innovación del petate. Heredera de un conocimiento transmitido de generación en generación, aprendió el arte del tejido a los doce años y hoy se ha convertido en referente del arte popular mexicano.
La elaboración del petate inicia con la recolección de fibras de palma en los petenes, humedales de gran riqueza natural que rodean la región y que forman parte de la Reserva de la Biósfera desde 1999. El proceso de preparación de la fibra incluye cocción, secado y teñido con pigmentos naturales o anilinas, lo que permite obtener colores intensos y dar vida a diseños cargados de simbolismo. Un petate grande puede requerir hasta quince días de trabajo continuo.
Uno de los aportes más significativos de María Marta es el rescate del Ki"ichkelem póop, o “hermoso petate”, una variante ceremonial de gran valor cultural que había caído en el olvido. Este tipo de tejido, compuesto por figuras simbólicas como flores, estrellas y semillas, era utilizado en contextos rituales y funerarios durante la época virreinal. Su recuperación ha permitido revalorizar el patrimonio artesanal y fortalecer la identidad comunitaria.
La artesana combina tradición y modernidad al diversificar los usos del petate. Ante la disminución de la demanda de los grandes tapetes, ha impulsado la creación de objetos contemporáneos como bolsas, carteras, caminos de mesa e individuales, ampliando así la vigencia del oficio y respondiendo a las necesidades del mercado actual. Su trabajo ha sido reconocido en ferias nacionales e internacionales, además de formar parte del movimiento Original, impulsado por la Secretaría de Cultura.
Reconocida con el Premio Grandes Maestros del Patrimonio Artesanal de México en 2019, María Marta continúa transmitiendo su conocimiento a nuevas generaciones, especialmente a sus hijas y a otras mujeres de la comunidad, bajo un modelo de colaboración y apoyo mutuo. Su compromiso reafirma que el arte del petate no solo es un oficio, sino también un legado cultural vivo que resiste al olvido y florece con nuevas formas en el corazón de Campeche.
