_ En el corazón de la Huasteca potosina, el Día de Muertos toma una identidad única bajo el nombre de Xantolo, una celebración llena de simbolismo y respeto que se inicia desde el 28 de octubre y culmina el 2 de noviembre. En este festejo, los habitantes de la región honran la memoria de sus seres queridos mediante altares, arcos de flores, ofrendas y danzas tradicionales.
El Xantolo comienza con la creación del arco de flores, un elemento esencial que representa la entrada al mundo de los muertos. En este arco se colocan velas, flores de cempasúchil, dulces y otros alimentos que se ofrecen a las almas de los difuntos. La creencia es que, al mediodía del 1 y 2 de noviembre, las almas regresan al mundo de los vivos para convivir con sus familiares.
Durante estos días, los habitantes también visitan las tumbas de sus seres queridos, decorándolas con flores y otras ofrendas. En el Xantolo, la flor de cempasúchil desempeña un papel central, ya que su color intenso es la guía para que las almas encuentren su camino de regreso.
La festividad incluye el emblemático Baile de los Huehues, una danza interpretada por comparsas que desfilan en las calles con máscaras hechas a mano y vestuarios típicos. Este baile, acompañado por música de violín, guitarra huapanguera y jarana, no solo representa el reencuentro con los ancestros sino que cuenta historias y transmite la alegría de la celebración.
El Xantolo es mucho más que un recordatorio de los que se fueron; es una fiesta que une a toda la comunidad en honor a sus ancestros, con concursos, danzas, música y la preparación de alimentos típicos como tamales y zacahuil. Esta tradición es un reflejo profundo de la cultura de la Huasteca potosina, en donde se celebra la vida de los que partieron, conmemorándolos en un ambiente lleno de alegría y tradición.