_ En busca de un enfoque que revolucione el sector agroalimentario de México, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Agricultura) se unen para construir una definición unificada de la bioeconomía agrícola y su aplicabilidad en el país.
En el marco del primer Taller de la Estrategia Sectorial en Bioeconomía Agrícola, más de 60 representantes del sector público y privado, investigadores y organismos internacionales, se congregaron para explorar el potencial de aprovechar los residuos de cultivos agrícolas y convertirlos en oportunidades de negocio, especialmente en naciones con rica biodiversidad y ventajas comerciales como México.
La necesidad de utilizar cultivos y sus residuos de manera eficiente, así como sensibilizar a los consumidores sobre la inversión en investigación y desarrollo (I+D), fueron temas centrales en el taller. Los participantes definieron palabras clave y exploraron cómo contextualizar el concepto de bioeconomía agrícola en México.
La bioeconomía se vislumbra como una solución para desafíos agroalimentarios, permitiendo un uso más integral de la biomasa, incluyendo residuos, y atendiendo la pérdida y desperdicio de alimentos en los sistemas agroalimentarios. El enfoque sostenible y socialmente responsable es clave para transformar la industria.
La conferencia inaugural, presidida por el coordinador general de Agricultura de la Secretaría de Agricultura, Santiago Arguello Campos, resaltó el potencial de la bioeconomía para abordar la pobreza y desigualdad en el campo, además de reducir la presión sobre la biodiversidad y los recursos naturales.
Diego Montenegro, representante del IICA en México, enfatizó que la bioeconomía es un paradigma de desarrollo con el poder de impactar las zonas rurales a nivel primario y en el procesamiento y consumo, subrayando la importancia de políticas inclusivas y tecnologías innovadoras.
En un paso crucial, Hugo Chavarría Miranda del IICA y José de Jesús Brambila Paz de la Red Mexicana de Bioeconomía Circular destacaron la necesidad de trazar una hoja de ruta. Esto permitiría aprovechar al máximo el potencial de la bioeconomía para transformar sistemas agroalimentarios y avanzar hacia la sostenibilidad en América Latina y el Caribe.
