_ En México, 65.1% de las personas con deudas consideran que su nivel de endeudamiento es moderado o excesivo, y cerca de 27% se atrasa en sus pagos, según la Encuesta Nacional de Salud Financiera (Ensafi) del Inegi. Ante este panorama, muchos recurren a una práctica común: solicitar un nuevo crédito para liquidar uno vigente. Aunque puede ser una estrategia útil si se comparan costos y condiciones, también representa riesgos si no se planifica adecuadamente.
Especialistas como Ángel González, director general de la Organización Nacional de la Defensa del Deudor, recomiendan antes de todo evaluar la situación financiera actual y considerar alternativas como renegociar plazos, montos o intereses directamente con el acreedor. La decisión debe basarse en el nivel de ingresos comprometidos, la cantidad de créditos activos y el tiempo estimado para liquidarlos.
De acuerdo con los expertos, un nuevo financiamiento sólo conviene si permite reducir los intereses totales, ampliar plazos de pago o resulta menos costoso que la deuda original. Wolfgang Erhardt, vocero del Buró de Crédito, subrayó que es clave calcular el monto final a pagar y compararlo con el crédito vigente, buscando instituciones con mejores tasas. Si se cuenta con buen historial y capacidad de endeudamiento, es posible trasladar el crédito a otra institución sin afectar la calificación crediticia.
Sin embargo, el riesgo principal es caer en un ciclo de deudas. Evitar pagos mínimos en tarjetas de crédito, cumplir puntualmente con préstamos de nómina o personales y no recurrir de manera reiterada a nuevos financiamientos son medidas esenciales. Más allá de conseguir un crédito adicional, el reto real es generar hábitos financieros que eviten volver al sobreendeudamiento.
