La lectura es mucho más que una fuente de conocimiento y entretenimiento: es un ejercicio integral que fortalece el cerebro y aporta beneficios cognitivos y emocionales. Al leer, múltiples áreas cerebrales se activan, lo que estimula la memoria, mejora las funciones cognitivas y favorece la concentración.
Uno de los principales aportes de la lectura es el enriquecimiento del vocabulario y la capacidad de comprensión. Además, esta actividad contribuye a reducir los niveles de estrés, al mismo tiempo que fomenta la empatía y la imaginación, al permitir ponerse en el lugar de personajes y perspectivas diversas.
Los especialistas destacan que leer de manera habitual actúa como una especie de entrenamiento mental que estimula la creatividad y protege contra el deterioro cognitivo relacionado con el envejecimiento, funcionando como una barrera natural frente a enfermedades neurodegenerativas.
El hábito de la lectura también contribuye al desarrollo de la empatía, pues al sumergirse en narrativas ajenas, el cerebro activa áreas asociadas a las emociones y las relaciones humanas, lo que fortalece las habilidades sociales y emocionales.
En definitiva, incorporar la lectura a la rutina diaria no solo enriquece el intelecto, sino que también garantiza un impacto positivo en el bienestar mental y emocional, manteniendo la agilidad cerebral a lo largo de la vida.