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Reconocer que 1325 es la fecha más recurrente en fuentes históricas como el año de la fundación de Tenochtitlan, pero al mismo tiempo aceptar que la Ciudad de México tiene un origen plural, producto de distintos asentamientos y migraciones desde hace dos mil años, fueron las conclusiones más importantes de la mesa redonda “La fecha de fundación de la Ciudad de México-Tenochtitlan”, que reunió en el Templo Mayor a destacados especialistas.
Luego de más de dos horas de planteamientos y reflexiones, el moderador de la mesa, el secretario de Cultura de la Ciudad de México, José Alfonso Suárez del Real y Aguilera, resumió los consensos más relevantes del diálogo llevado a cabo la tarde del lunes 23 de septiembre.
“Ha surgido una propuesta interesante de convocar a especialistas en astronomía para ubicar la fecha del eclipse total de sol que se dio en las primeras décadas del siglo XIV, el cual, según diversas fuentes, coincide con la fundación de Tenochtitlan; pero sobre todo ha surgido la propuesta de que la conmemoración por esta fundación reconozca la pluralidad de pueblos que ya estaban asentados aquí, en Cuicuilco, Copilco, Coyoacán, Iztapalapa o Azcapotzalco, por ejemplo”, señaló Suárez del Real.
En ese sentido, a nombre del gobierno capitalino, el funcionario agradeció a los expertos reunidos y dijo que, en efecto, la conmemoración por los 700 años de la fundación de Tenochtitlan debe tener el sentido de recuperar la relevancia de las migraciones, tanto internas como externas, que se han dado en torno a esta urbe.
“Tenemos así una ruta a seguir, una vía sería construir una ceremonia de partida de la conmemoración que podría comenzar desde 2024, para empezar a generar una reflexión y así llegar a 2025 con un pensamiento comunitario que nos permita recuperar a una ciudad tan intensamente plural”, concluyó.
Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entidad que junto con la Secretaría de Cultura capitalina organizó la mesa redonda, expresó que “toda ciudad, todo asentamiento humano necesita un relato; en este caso, debemos hacer el relato de una ciudad que desde hace más de dos milenios incorpora diversas poblaciones”.
Por una parte, dijo, “tenemos el relato mexica que en algunas fuentes tiende a centrar la fecha de 1325, pero a partir de una historia oficial impulsada por el gobernante Izcoatl”. Por otra, “ahora vivimos una ciudad que es muchas ciudades y eso es lo que hay que decir a la gente; podemos decir que se celebran 700 años de una ciudad que, sin embargo, tiene mucho más hacia atrás y mucho más hacia delante”.
El reconocido arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma advirtió que el tema aún no tiene una conclusión. “La mayoría de las crónicas coinciden en el año 1325, otras no. Creo que esa problemática aún no tiene salida. La arqueología en este caso poco puede hacer, pues el rango de incertidumbre con la técnica del Carbono 14 puede ser de 40 a 50 años”.
En tanto, Federico Navarrete Linares, especialista del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), coincidió en que es difícil ubicar una fecha para la fundación de la Ciudad de México y recordó que esta zona ya estaba habitada por grupos mexicas antes de los aztecas y que después de Tenochtitlan se fundó Tlatelolco.
“No hay que olvidar que lo que ahora es la Cuidad de México incluía otras ciudades como Azcapotzalco o Culhuacán, que también tienen su fecha de fundación; además, no sólo había tenochcas, sino también otomíes. Por lo tanto, cualquier celebración debe reconocer la pluralidad y que en esta urbe siempre ha habido gente de distinto origen que habla idiomas diferentes”, señaló Matos Moctezuma.
En la mesa redonda también participaron Eduardo Villegas Megías, coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México, proyecto del Gobierno de México; Baltazar Brito Guadarrama, director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia; María Castañeda de la Paz, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM; Rodrigo Martínez Baracs, de la Dirección de Estudios Históricos del INAH; Patrick Johansson Keraudren, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM; Rafael Tena Martínez, de la Dirección de Etnohistoria del INAH, y Luis Barjau Martínez, consejero de Memoria Histórica y Cultural de México.
