_ Emociona al público de la sala Silvestre Revueltas del CCOY la ejecución del Concierto para violín y orquesta No 1 del ruso Dmitri Shostakovich y la Sinfonía 41 Júpiter de Mozart
Apenas Alfredo Reyes Logounova comenzó a afinar su violín, ya se sentía el poder de su instrumento.
Ya estaba listo el joven prodigio para estremecer y emocionar al público de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) que tras escuchar el último sonido del Concierto para violín y orquesta No 1 del ruso Dmitri Shostakovich se volcó en sonoros aplausos en la sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli.
En la fila de violines primeros Beata Kukawska no se contuvo para también aplaudir la magistral ejecución del joven músico; violistas, chelistas y violinistas golpeaban sus arcos en sus atriles.
El talentoso Reyes Lougonova, caballero, entregó sus flores a una emocionada María Esther García, quien estuvo muy activa con su flauta durante la Sinfonía 41 Júpiter, del austriaco Wolfgang Amadeus Mozart.
El público, entregado, fue premiado (aún más) por el joven músico con un encore y en la sala la pianista Svetlana Logounova (orgullosa madre del violinista) era felicitada por los asistentes para redondear un fin de semana extraordinario con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.
La flauta de María Esther
a€œMuy demandada, muy demandadaa€ comentó al final del concierto María Esther García, quien durante los cuatro movimientos de la Sinfonía 41 Júpiter de Mozart tuvo una participación notable.
Demandante y precisa, los sonidos que emitía la flauta de María Esther García se sobreponían a los arrolladores y majestuosos sonidos de los violines para alcanzar la cadencia y la calma durante los momentos donde los alientos tenían la voz cantante.
Al final del concierto ella estaba sonriente, relajada y sabedora de que cumplió con el reto de una obra monumental en la que también lucen el oboe y el fagot.
La Sinfonía No.41 Jupiter no sólo dejó a un público emocionado y alegre sino impresionado y sorprendido no sólo de la magnificencia con la que el creador austriaco componía, sino por la entrega con la que los músicos de la agrupación de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México interpretaron la pieza.
El Director de la OFCM, José Areán, saludó el talento de María Esther García y los asistentes reconocieron su labor con una carretada de aplausos por su lucimiento durante la ejecución de la última sinfonía compuesta por el autor austriaco.
Pero no quedó todo ahí, la actividad de María Esther García y los sonidos de su flauta también fueron sobresalientes durante el concierto para violín de Shostakovich que integró la segunda parte del programa que la Filarmónica interpretó el pasado fin de semana.
El violín de Alfredo
El sábado 4 de octubre y el domingo 5 el joven Alfredo Reyes experimentó de nueva cuenta en la Sala Silvestre Revueltas el cobijo y reconocimiento de un público que le ovacionó de pie tras su presentación.
Por espacio de 40 minutos, los asistentes observaron y disfrutaron de la entrega, precisión y concentración con la que el joven a€”hijo de la pianista rusa Svetlana Logounova y del violista mexicano Alfredo Reyes, miembro de la OFCMa€” tocó el violín en uno de los conciertos que demanda mayor destreza técnica para el solista.
a€œSe trata de uno de los más grandes escritos para violín y es tremendamente demandante para el solista, el director y la orquestaa€, había adelantado el músico días antes de su presentación con la OFCM. Detalló que su dificultad se centraba en su extensión a€”cerca de 40 minutosa€” y a€œaltísimasa€ demandas técnicas. No obstante, a€œes uno de los conciertos más bellos y de los que uno sueña con tocar siemprea€.
El sábado y el domingo resultó difícil para las personas presentes no vibrar o estremecerse ante la suavidad y fuerza con la que el joven de 23 años hizo vibrar las cuerdas del instrumento en cada uno de los cuatro movimientos que integran el Concierto para violín y orquesta No 1 de Dmitri Shostakovich.
a€œEl violín es muy expresivo y muy demandante, por supuesto. Es un instrumento muy difícil de tocar; se necesita muchos años de preparación y de estudio para dominarlo correctamente, pero le permite a uno expresar muchas cosasa€, comentó Alfredo Reyes Logounova previo a su presentación.
Y así, en una vorágine, el público experimentó la tristeza, la efímera alegría y la enorme desolación que el compositor ruso plasmó en su obra, pues el violinista acarició y punteó las cuerdas de su instrumento.
En el segundo movimiento la energía detonó a la señal del pandero de Antero Chávez y fue hasta terminar el tercer movimiento cuando el músico tuvo un momento de respiro, solo para dar paso a un frenético cuarto movimiento en que se abrió paso el xilófono y unos inicialmente sutiles timbales hasta que, con el resto de la orquesta, flanquearon el remate del concierto y la intensidad en la ejecución de Alfredo Reyes Logounova.
Fue así como los músicos de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, su Director Artístico, José Areán, y el violinista Alfredo Reyes construyeron el espacio de comunicación musical para que los asistentes se volcaran en sonoros aplausos y ovaciones en la sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli.
