_ Trabajo de campo de un grupo de investigadores encabezado por Frank Raúl Gío Argáez, de Ciencias del Mar y Limnología
La localidad de San Juan Raya, Puebla, alberga un patrimonio geopaleontológico notable, en el que además de fósiles de invertebrados marinos recientemente fueron reportadas huellas fósiles de diversos saurios, entre las que destacan las pertenecientes a reptiles alados extintos llamados pterosaurios.
Como parte de esos estudios se ha determinado que el estrato rocoso que preservó las huellas pertenece al periodo cretácico inferior, con una antigüedad estimada en 110 millones de años.
Un grupo de investigadores universitarios, encabezado por Frank Raúl Gío Argáez, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, en colaboración con alumnos de la Facultad de Ciencias, efectuó trabajos de campo para recabar datos más precisos acerca de las dimensiones de las icnitas, identificar rastros y distancias entre zancadas, así como hacer réplicas de las mismas en plastilina de escultor.
Esta labor le ayudó al equipo a obtener contramoldes individuales de cada huella para ser transportados al laboratorio para su análisis. Con el apoyo de Alberto Caballero Ruiz y Leopoldo Ruiz Huerta, del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) fueron escaneados para generar imágenes tridimensionales que permitieron medir largo, ancho y espesor.
Posteriormente, las imágenes fueron impresas en un material resistente y manipulable por medio de una impresora 3D, para conseguir réplicas que hicieron posible observar y registrar características sobre su forma, imperceptibles a simple vista. Después, se realizó un escaneo in situ de la pared que las contiene y obtener así un acervo digital del área para futuras investigaciones.
Esa colaboración es importante pues el intemperismo constante del sitio en unos 30 ó 40 años acabará con los rastros, a€œpor lo que es necesario hacerlo lo más pronto posible, para preservar la reseña histórica de lo que hay ahía€, destacó Gío Argáez.
Reptiles voladores
Al exponer algunos resultados de su indagación, Gío Argáez mencionó que esa localidad, ubicada en los límites de Puebla y Oaxaca, en la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, es una comunidad con apenas 150 habitantes, cuenta con un museo de sitio, donde exhiben fósiles y muestras de carácter arqueológico, las que, en colaboración con estudiantes de servicio social de Ciencias, limpiaron, ordenaron y acomodaron en forma sistemática para su apreciación.
En su participación, Huellas de Pterosaurio en la Formación de San Juan Raya (Cretácico Inferior), Puebla, México, organizada por el CCADET, el decano de los profesores de Paleobiología de la Facultad de Ciencias puntualizó que el pueblo de San Juan Raya dio nombre a la unidad litoestratigráfica, formación con espesor de hasta mil 250 metros de material acumulado durante más de 10 millones de años y una extensión de casi cien kilómetros, resultado del movimiento de bloques continentales.
Al respecto, recordó que durante una visita con personal de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, de España a€“con quien dirige un proyecto sobre la paleoicnología del cretácico temprano en Puebla, en colaboración con el CCADETa€“, y con la ayuda de pobladores que sabían dónde se ubicaban las improntas, a€œlocalizamos 17 nuevos registros de icnitas, un descubrimiento trascendente porque no se había reportado, para esa edad, ese tipo de organismos, los pterodáctilosa€.
No fueron dinosaurios voladores, sino reptiles voladores, un grupo de animales extraordinariamente exitoso que vivió más de cien millones de años y los primeros vertebrados en conquistar el aire; sus alas estaban recubiertas por una pequeña pelusa semejante a la de los polluelos, el dedo anular creció mucho y le sirvió de soporte para su ala.
Tenía una longitud de 12 metros de largo y hasta la fecha no se sabe si caminaba en cuatro patas, por el tamaño que alcanzó.
Para desplazarse por tierra o aire tenían una mecánica estructural compleja que les permitía caminar o volar y conseguir su alimento a ras del mar.
En los estudios encontraron 174 huellas de vertebrados, 41 corresponden a pterosaurios, de estas últimas tomaron medidas y distancias entre cada una de ellas con la ayuda de un software especial, lo que dio mayor precisión a los datos.
El grupo de investigación se encuentra en proceso de elaboración de un catálogo de fósiles, en la actualización de las descripciones y en la reconstrucción de espacios para búsqueda de restos óseos del mesozoico.
