_ La jornada inicial del evento académico contó con la participación remota de arqueólogos adscritos a las representaciones estatales del INAH en Michoacán, Sinaloa, Jalisco y Guanajuato
En los años cuarenta del siglo pasado, fue acuñado el concepto “Mesoamérica”, por el antropólogo alemán Paul Kirchhoff, idea que en esa época se basó en la homogeneidad que compartían las distintas culturas que habitaban una gran parte del actual territorio mexicano. Hoy, sin embargo, ese término es tema de debate en la medida que deja de lado aquello que da sentido a los grupos humanos: su diversidad y heterogeneidad.
Así lo manifestaron especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que participaron, vía remota, en la jornada inaugural del V Coloquio de Arqueología de Michoacán y sus áreas vecinas.
Organizado por el Centro INAH Michoacán, en el marco de la campaña “Contigo en la Distancia”, de la Secretaría de Cultura, el evento fue inaugurado por la secretaria técnica del Instituto, Aída Castilleja González, en representación del director general del INAH, Diego Prieto Hernández.
La antropóloga deseó éxito a los conferencistas participantes en el coloquio, cuyas sesiones serán transmitidas hasta el próximo 27 de noviembre, entre las 9:00 y las 13:00 horas, desde en canal de INAH TV en YouTube.
Dedicada este año al análisis de la región occidente de México en épocas tempranas, la actividad académica inició con la participación de arqueólogos adscritos a las representaciones estatales del INAH en Michoacán, Sinaloa, Estado de México, Jalisco y Guanajuato.
Dichos investigadores coincidieron en la necesidad de replantear si, como comentó la arqueóloga del Centro INAH Jalisco, Lorenza López-Mestas, el concepto de Mesoamérica, “sustentado en la teoría decimonónica de los círculos culturales”, puede seguir siendo vigente para el análisis de los antiguos grupos humanos del occidente.
En este sentido, el investigador del Centro INAH Sinaloa, Luis Alfonso Grave Tirado, señaló que un ejemplo de cómo se ha dado por sentada la definición tradicional en cuanto a límites espaciales de la región occidente es que, en los años cuarenta, Paul Kirchhoff apuntó que el límite noroccidental de la macrorregión estaba en el río Sinaloa.
Ahora, dijo, como producto de diversos salvamentos arqueológicos como el hecho en las obras del gasoducto El Oro-Mazatlán, completado en 2015, se teoriza, a partir de la recuperación y el análisis de materiales cerámicos, que si acaso puede hablarse de una frontera mesoamericana en Sinaloa, esta se habría localizado, al momento de la llegada de los españoles en el siglo XVI, en las lindes del río Yaqui.
En adición a estas opiniones, el arqueólogo del Centro INAH Michoacán, Efraín Cárdenas García, quien presentó una síntesis de los trabajos realizados en el sitio El Opeño, localizado en el municipio de Jacona y explorado por él y su colega Arturo Oliveros, entre abril y agosto de 1991, señaló que el concepto “Mesoamérica” no es suficiente para explicar cuestiones que tienen que ver más con la identidad de quienes erigieron los asentamientos precolombinos.
“¿Estamos en el centro o en el occidente de Mesoamérica? No, estamos en la Cuenca de Lerma, la cual, a su vez, se divide en varias subregiones. No debemos pensar en Mesoamérica sola, sino en cómo dentro de una región geográfica y topográficamente diferente, se crearon expresiones culturales distintas a lo largo de milenios”, concluyó.
