_ Un análisis de ADN mitocondrial antiguo descartó la teoría de una inmigración masiva proveniente del centro de México como causa del auge de Paquimé, la principal ciudad de la cultura Casas Grandes, en Chihuahua. Los resultados confirman que no hubo un reemplazo genético significativo entre los habitantes del sitio a lo largo del tiempo, lo que indica que su desarrollo fue un proceso interno y local.
El proyecto, avalado por el Consejo de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), fue liderado por el arqueólogo José Luis Punzo Díaz, junto con Michael T. Searcy y la antropóloga molecular Meradeth Snow, de las universidades Brigham Young, de Oklahoma y de Montana, en Estados Unidos. Los resultados fueron publicados en las *Actas de la Academia Nacional de Ciencias* de ese país.
Durante su apogeo, hacia el año 1200 d.C., Paquimé albergó cerca de 3,500 habitantes, convirtiéndose en la urbe prehispánica más importante del desierto del norte. Aunque se había sugerido que el crecimiento se debió a migraciones de grupos mesoamericanos, el estudio demuestra que los cambios culturales en la región fueron producto de transformaciones internas.
Se analizaron muestras óseas de 114 individuos de los sitios Convento (700–1200 d.C.) y Paquimé (1200–1450 d.C.), excavados entre 1958 y 1961. Los datos mitogenómicos mostraron una fuerte continuidad genética entre ambos periodos, sin evidencia de linajes femeninos nuevos, lo que descarta la llegada de grandes grupos externos.
“El estudio revela que no existió una migración significativa que modificara la genética regional; las transformaciones culturales de Casas Grandes fueron endógenas”, explicó el arqueólogo José Luis Punzo. Los investigadores concluyen que Paquimé alcanzó su esplendor por su propio desarrollo político, económico y ceremonial, sin intervención de poblaciones ajenas a la región.
