_ El Seminario Internacional de Cocinas, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dedicó su sesión del 5 de agosto a reflexionar sobre la relación entre cultura, comida y ritualidad a través de la ponencia “Cocina y religión. La fanesca y su significado espiritual en Ecuador”, impartida por la investigadora Sonia Lorena Arellano Guerrón, de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador-Ibarra.
La especialista en turismo gastronómico abordó la fanesca como una preparación que guarda raíces ancestrales y procesos de transculturación. Esta sopa, elaborada con al menos 12 granos diferentes, combina elementos prehispánicos vinculados a la cosecha con significados católicos incorporados durante la época virreinal. Cada ingrediente tiene un simbolismo: el maíz representa a san Pedro, las arvejas a san Antonio y los chochos, tras un proceso de purificación, a Judas Iscariote.
Arellano enfatizó que más allá de su función alimenticia, la fanesca es un acto social que preserva la memoria histórica y fortalece la unión familiar. La tradición oral sostiene que el platillo es de origen prehispánico, aunque la llegada de los europeos a Mesoamérica modificó su preparación y la vinculó a las celebraciones de Semana Santa.
Las investigadoras Edith Yesenia Peña Sánchez y Lilia Hernández Albarrán, coordinadoras del seminario, destacaron que analizar la dimensión simbólica de la alimentación permite entender la superposición de elementos cristianos sobre festividades prehispánicas. Este cruce de significados refuerza el valor de las cocinas como expresiones culturales vivas que integran historia, espiritualidad y comunidad.
