_ La cumbia en México es mucho más que un ritmo de fiesta: es un fenómeno cultural que se transforma y se reinventa desde los barrios hasta los espacios digitales. El artista multidisciplinario, investigador y archivista Jorge Luis González Balleza, beneficiario de la convocatoria Jóvenes Creadores 2024 del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, desarrolla el proyecto *Que se baila donde quiera*, un documental multiformato que analiza cómo este género ha pasado de ser periférico a un fenómeno contemporáneo que habita calles, foros culturales y plataformas digitales.
El creador, fundador de Sabotaje Media y del Centro de Documentación de la Cumbia (CDC), busca comprender el territorio y los espacios donde se baila, así como las razones sociales, históricas y emocionales que mantienen viva esta expresión popular. Su investigación parte de la Ciudad de México, epicentro de la cumbia en el país, y explora su expansión hacia ciudades como Monterrey, impulsada por los procesos migratorios y el papel de los sonideros como transmisores de cultura.
El proyecto se centra en seis propuestas que reflejan la diversidad actual del movimiento sonidero: Derrumbe, Nueva Red de Baile, Mosaico Sonidero, Musas Sonideras, Paisaje Futuro y Sonido Continental. A través de registros en video, audio, fotografía, tomas 360° y transmisiones en vivo, González Balleza construye un archivo vivo que documenta cómo la cumbia dialoga con géneros como el hip hop o el pop y se reconfigura desde la experimentación sonora, visual y performática.
“Las nuevas escenas de la cumbia se caracterizan por su dimensión híbrida y autogestiva. Son espacios donde lo digital, lo urbano y lo político se entrecruzan con lo popular”, afirma el investigador, quien también destaca que la cumbia es un lenguaje rítmico cargado de memoria y significado, que representa las raíces campesinas y la identidad colectiva.
Con *Que se baila donde quiera*, Jorge Luis González Balleza propone una reflexión sobre el papel del arte en la preservación cultural y la memoria colectiva. “El proyecto no solo celebra la cultura, también busca visibilizar las problemáticas que enfrentan los espacios sonideros: la precariedad, la violencia y la falta de reconocimiento”, concluye el artista. La iniciativa reafirma a la cumbia como un espacio de encuentro, resistencia y creación compartida que sigue evolucionando con el pulso de la ciudad.
