_ A 18 años del incendio que devastó el Templo de Santa María Acapulco, en San Luis Potosí, las comunidades xi’iui de la Sierra Gorda han reincorporado este santuario del siglo XVII a su vida ceremonial, tras un proceso de restauración liderado por el INAH y profundamente enraizado en el sentir de la población. El siniestro, provocado por la caída de un rayo en 2007, marcó un antes y un después para más de 20 comunidades que encontraron en este recinto un pilar espiritual y cultural.
La restauración del templo concluyó en 2014 gracias al trabajo interdisciplinario coordinado por la restauradora Renata Schneider y la arquitecta Begoña Garay, bajo la dirección del Centro INAH San Luis Potosí. La participación de la comunidad local fue clave: se integraron conocimientos técnicos y saberes tradicionales para devolver al templo su forma original, desde la consolidación de muros hasta la reintegración de techos con palma y pigmentos naturales.
El director del Centro INAH en San Luis Potosí, Hugo Cotonieto Santeliz, explicó que el proceso priorizó el respeto a la cosmovisión xi’iui y permitió que el templo fuera nuevamente apropiado por sus habitantes como espacio ritual y cotidiano. Este modelo de restauración fue reconocido con premios nacionales por su enfoque culturalmente pertinente y su impacto en la conservación del patrimonio.
Actualmente, el templo se mantiene estable, aunque en 2025 se llevan a cabo trabajos preventivos en el artesonado con apoyo del seguro institucional. Además, el INAH prepara el ciclo de charlas "Memoria, patrimonio y comunidad", para reflexionar sobre el legado material e inmaterial de este santuario, reafirmando su valor histórico y espiritual en la Sierra Gorda.
El caso del Templo de Santa María Acapulco representa una experiencia ejemplar de conservación comunitaria del patrimonio, donde el diálogo entre técnicos e indígenas logró no solo salvar una estructura, sino revitalizar un vínculo profundo entre territorio, identidad y espiritualidad.
