_ En un entorno de constante presión social y digital, los jóvenes universitarios enfrentan riesgos emocionales crecientes que comprometen su bienestar. Las compras compulsivas, los trastornos alimenticios, las apuestas en línea y la obsesión por las redes sociales conforman un cóctel de amenazas que, de no ser atendidas, pueden derivar en crisis profundas de autoestima y salud mental.
La moda y la necesidad de proyectar una imagen perfecta en redes han llevado a muchos jóvenes a un consumo desmedido. Según el psicólogo Guillermo Pérez, el fácil acceso a tarjetas de crédito y débito fomenta este comportamiento, afectando no solo su economía, sino su percepción personal. La satisfacción por las compras es pasajera, pero las deudas y la ansiedad se acumulan.
Los trastornos alimenticios también se han disparado. Voz Pro-Salud Mental CDMX alerta que la baja autoestima impulsa a modificar la apariencia física de forma peligrosa. La Secretaría de Salud estima que uno de cada cuatro adolescentes en México padece algún trastorno de la conducta alimentaria, aunque solo el 10% recibe atención profesional. La pandemia agravó la situación, elevando la prevalencia de estos trastornos a nivel mundial.
Otro foco rojo son las apuestas digitales, cada vez más accesibles desde cualquier dispositivo. Guillermo Pérez advierte que los universitarios suelen usar tarjetas proporcionadas por sus padres, lo que facilita el acceso sin filtros ni límites. Esto puede derivar en pérdidas económicas, conflictos familiares y adicciones.
Finalmente, las redes sociales refuerzan estereotipos inalcanzables de belleza, generando un ciclo tóxico de comparación constante. Gabriela Cámara, de VPSM CDMX, señala que la identidad personal se ve afectada cuando no se alcanza el estándar digital. La solución, coinciden los expertos, pasa por una intervención integral que fomente hábitos saludables, redes de apoyo emocional y educación para el autocuidado.
