Examinan en la FILAH el tránsito de las ciudades prehispánicas a las virreinales - NTCD Noticias
Miércoles 24 de abril de 2024

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Examinan en la FILAH el tránsito de las ciudades prehispánicas a las virreinales

Examinan en la FILAH el tránsito de las ciudades prehispánicas a las virreinales

Examinan en la FILAH el tránsito de las ciudades prehispánicas a las virreinales

_ Mediante el texto Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala, explicó cómo esta urbe obtuvo el reconocimiento de ‘Muy Noble y Muy Leal Ciudad’, por parte de la Corona

Una de las formas más palpables de demostrar la conquista de un territorio es modificando su arquitectura, o bien, estableciendo nuevos centros de población en donde no los había. En este sentido, las urbes virreinales creadas a partir de 1521 en el actual México, son ejemplos de los procesos de dominación ejercidos desde allende el mar, se comentó en la VII Jornada de Distintas Miradas sobre las Ciudades Históricas.

Organizada en el marco de la XXXII Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), esta actividad retomó, en palabras del investigador del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, Federico Navarrete Linares, cómo fue el tránsito de las ciudades precolombinas a las de orden colonial en la Nueva España.

Durante su conferencia virtual, transmitida por el canal INAH TV de YouTube, en sintonía con la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el autor de los libros ¿Quién conquistó México? e Historias mexicas, expuso que uno de los puntos centrales de los procesos de colonización española, primero en las islas del Caribe y luego en tierra continental, fue la fundación de ciudades.

Estas urbes, dijo, “tenían a los cabildos como estructura básica, y la Corona reconocía el derecho de estas a ser relativamente autónomas, de hecho, era la propia ciudad, entendida como una corporación, la que juraba su lealtad al rey”.

De acuerdo con el historiador, el patrón que siguieron muchas de las ciudades ya dominadas por los españoles fue su establecimiento no en sitios naturales prístinos, sino a menudo en lugares donde ya existían centros de población menores o de grandes dimensiones.

En este sentido, la Ciudad de México es un ejemplo paradigmático, ya que luego de que fue vencida en 1521, los españoles se apropiaron del centro geográfico de la misma, estableciendo un cabildo hispano en 1524, y también formando dos más de carácter indígena: San Juan Tenochtitlan y Santiago Tlatelolco.

Navarrete Linares también evocó el modo en que, algunas décadas después de los eventos de 1521, muchas de las ciudades virreinales comenzaron a producir apologías de sí mismas, destacando sus logros en materia de urbanismo o de cultura, enumerando sus imprentas o centros de estudio; siendo un ejemplo el libro México en 1554, escrito por Francisco Cervantes de Salazar.

Otro escrito, agregó, el cual funge tanto como apología y, a los ojos actuales, como una crónica de la violenta transfiguración que hubo en los órdenes sociales y religiosas indígenas, es la Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala, del historiador tlaxcalteca Diego Muñoz Camargo, hijo de padre español y de madre indígena.

En ese libro se narra cómo, a diferencia de las urbes indígenas que fueron transformadas por los españoles, en Tlaxcala se construyó una ciudad enteramente nueva, la cual integró en su periferia a los cuatro señoríos que en tiempos prehispánicos confederaban a la unidad política conocida como Tlaxcallan: Quiahuiztlan, Tepeticpac, Ocotelulco y Tizatlán.

Además, explicó Federico Navarrete, teniendo en mente que la obra fue planeada para enviarse al rey de España, Carlos V, el interés de los tlaxcaltecas fue mostrar cómo, de ser una tierra pagana, Tlaxcala no solo había acompañado la conquista de Tenochtitlan, sino que dentro de la nueva urbe que habían diseñado, sus costumbres y espacios estaban ya adaptados a religión católica y los usos españoles.

“Mediante acciones como esta y otras solicitudes a la Corona, los tlaxcaltecas obtuvieron el título de ‘Muy Noble y Muy Leal Ciudad’, además de otros beneficios. Es decir, la idea de organizarse en ciudad fue para ellos una acción positiva encaminada a integrarse al orden virreinal, les pareció la forma más adecuada de negociar sus relaciones políticas con los españoles”, finalizó el historiador.

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