El amor entre personas del mismo sexo aún causa escozor en algunos sectores de la sociedad mexicana, ahora imaginemos lo que los integrantes de la comunidad LGBTQ tuvieron que vivir durante la dictadura porfirista cuyos habitantes se regían por unos duros cánones moralinos donde las apariencias eran lo que más importaba.
Precisamente esa es la premisa que aborda “El Baile de los 41”, la nueva cinta de David Pablos, quien retoma ese pasaje de la historia de México ocurrido hace 119 años, y que aborda la anécdota de una gran fiesta en la que un grupo de hombres o “lagartijos” -así los denominó un diario de la época- dejó al descubierto a un club de homosexuales, entre ellos políticos, literatos, economistas, periodistas y demás, quienes debido al conservadurismo porfiriano debían ocultarse para ser libres y entregarse totalmente al llamado “amor socrático”.
Tras este acontecimiento, en el país el número 41 se convirtió en un referente de ser homosexual: en las escuelas nadie quería tener ese número en la lista de alumnos, llegar a esa edad y no estar casado también era objeto de burlas sin razón.
El film narra la historia de Ignacio de la Torre (Alfonso Herrera), un joven diputado que aspira a ser gobernador del Estado de México y que para cumplir ese propósito se casa con Amada (Mabel Cadena), hija predilecta del presidente Porfirio Díaz, pensando que así obtendría el poder, aunque en realidad su matrimonio es más una obligación para aparentar y ocultar su vida real.
Sin embargo, la vida del acaudalado caballero entra en peligro cuando conoce a Evaristo Rivas (Emiliano Zurita), un apuesto asesor de los diputados, de quien se enamora y lo convierte en el miembro 42 del secreto club gay en el que había desde sesiones grupales de baño, obras de teatro y elegantes orgías, todo con la finalidad de vivir su sexualidad y escapar por un momento de su pesada vida cotidiana.
Tanto Herrera como Zurita evitan hacer una caricatura de sus personajes al entender el tono de cada escena y no verse acartonados, ni desmesurados, logrando irradiar buena química en pantalla.
Si bien, la cinta no profundiza sobre el contexto que vivía la comunidad LGBTQ en la esa época, ni tampoco en la vida de los personajes que integraban el club, explora la violencia física y psicológica que padecen tanto Amada como De la Torre y que es consecuencia del sistema que los obliga a estar en un matrimonio arreglado.
Es el papel de la hija de Díaz -extraordinariamente interpretado- donde Pablos se da el tiempo para hablar sobre la mujer, ya que a ella la vemos pasar por la insatisfacción, el despecho hasta su empoderamiento cuando decide poner un alto a su marido y sus extravagancias, y provoca el duro castigo para estos 42, cuyo pecado fue ser ellos mismos y que terminaría por marcarlos, humillarlos y perseguirlos.
La cinta habla sobre la decadencia de la clase política y una sociedad hipócrita, homófoba, racista, pues para evitar el “qué dirán”, el gobierno de la época usó su poder para rescatar al yerno de presidente Díaz: “En esta lista yo sólo veo 41 nombres”.
También deja ver el totalitarismo porfirista, que sirvió para el inicio de una cacería de brujas, intolerancia y prejuicios contra la comunidad homosexual, quienes tuvieron que aguantar un régimen de opresión.
“El Baile de los 41” es una película sobre las apariencias al mostrar las consecuencias de esta doble moral de la sociedad mexicana y que hoy en día en algunos sectores como el político, el futbol y el Ejército sigue siendo un tabú poder “salir del closet” sin que se padezca de humillaciones y bejaciones. De ahí la importancia de contar este pasaje que ha sido relegado de la “historia oficial”, pero que sigue vigente en la comunidad LGBTQ.
“El Baile de los 41”
Dirección: David Pablos.
Actúan: Alfonso Herrera, Emiliano Zurita, Mabel Cadena.
Fotos: Cinépolis Distribución.