_ Algunos de los pueblos indígenas que conforman la península de Baja California en México son los Ku’ahles, Pa ipais, Kiliwas, Cucapás, Kumiais y Cochimíes, todos ellos tuvieron un proceso histórico diferente, en especial el pueblo cochimí, puesto que en un tiempo en específico los misioneros y científicos afirmaron la inexistencia del mismo.
Alejandra Velasco Pegueros se ha dedicado a través de sus estudios antropológicos a visibilizar la existencia del pueblo cochimí, el pasado jueves la Maestra en Desarrollo Rural por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), presentó la conferencia “Cochimíes: la lucha por el reconocimiento de un pueblo del desierto central bajacaliforniano”.
La conferencia fue parte del ciclo mensual “Iraís Piñón” que se organiza en el Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
El pueblo cochimí pertenece a la familia etnolinguística que se denomina Cochimíes-Yumana, “se subdivide en dos grupos de lenguas, por una parte están los grupos Yumanos que habitan hasta el norte de la península de Baja California, y son particularmente los Cucapás y los Kumiais; por otra parte, está la familia de los Cochimíes con sus variantes dialécticas y también con las lenguas que se hablaban más al sur de la península, como las variantes cochimíes puras, pero ya todas estas lenguas están extintas”, explicó la investigadora.
“Cuando hablamos del pueblo cochimí, hablamos de descendientes del complejo Comondú quienes están asociados a grupos nómadas, cazadores, recolectores y en algunos casos pescadores”
En el siglo XIX después de la independencia de México, el pueblo cochimí comienza a ser parte de los procesos e intercambios culturales que el proceso histórico conlleva, “después de la independencia de México, las y los cochimíes que aún quedaban, ya muy pocos en realidad, comenzaron a vivir los procesos e intercambios culturales, lo que considero tuvo mayor impacto fueron las relaciones y los matrimonios con personas de otras culturas, mestizos particularmente”.
De acuerdo con lo anterior la etnóloga explicó que fue a partir de los matrimonios con hombres mestizos y mujeres cochimíes que comenzaron a perder sus tierras: “los hombres mestizos comienzan a apoderarse del comisariato ejidal y van teniendo cada vez más poder, de esta manera comienzan con las ventas de las tierras, paulatinamente y sin avisar a las y los afectados de sus derechos agrarios”.
Alejandra Velasco señala a estos intercambios culturales y matrimoniales, como: “procesos que incidieron tanto en la disolución de la población, como en la pérdida de la lengua y en la pérdida de ciertas prácticas culturales ancestrales”.
La también egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), afirmó, “en las primeras décadas del siglo XX se comienza a hablar del pueblo cochimí como un pueblo extinto, digamos que fue su extinción oficial, después de esta época es muy difícil encontrar en documentos que hablen de los cochimíes.”
“Logré encontrar un ultimo informe de David Gordon, quien trabajaba para el distrito de aquel tiempo, en 1918 él realizó un recorrido por esta zona del desierto central, particularmente por algunas localidades como Santa Gertrudis, San Blas, San Ignacio, San Regis y algunas localidades aledañas”, precisó Velasco y afirmó: “en este informe dice haber encontrado particularmente en las comunidades de Santa Gertrudis y San Borja algunas personas cochimíes, el registró ocho personas, seis hombres y dos mujeres mayores de edad”.
Fue en su trabajo de maestría, ¡“Aquí estamos! Identidad, memoria y territorialidad del pueblo cochimí de Baja California”, cuando la investigadora se comenzó a cuestionar sobre la existencia del pueblo extinto, “empiezo a saber y a conocer de la existencia de familias cochimíes de algunas comunidades particularmente en San Gertrudis y en San Borja, todavía hasta 1950-1960 vivían algunas familias en estas comunidades, incluso se continuaban dedicando a la caza, una práctica ancestral”.
“En 1979 inician como comunidad con una organización para dar cuenta de la situación en cuanto al despojo de sus derechos agrarios y ya desde entonces ponen sobre la mesa su identidad étnica y su ascendencia cochimí”.
Milapá fue el nombre de la organización que crearon y que aún persiste, “no estaban tan extintos, en 1979 comenzaron a organizarse para defender su territorio; y en una carpeta sobre el estudio cochimí se registra que estas personas, particularmente Gertrudis Ramos y José Salgado van a visitar el Instituto Nacional Indígena de Ensenada, que en esos tiempos apenas estaban abriendo sus oficinas para compartir su situación y su problemática”, mencionó Velasco.
La asociación Milapá significa cirio en cochimí, “en octubre del 2008 con la finalidad de continuar buscando apoyo para la recuperación de sus derechos agrarios de los que fueron injustamente despojados, y manifiestan este interés por recuperar algunos elementos de su cultura indígena desde su patrimonio linguístico”, señaló la conferencista.
La investigadora concluyó su presentación expresando el reconocimiento de pueblos sin mantener su lengua viva, “el pueblo Cochimí nos da cuenta de como más allá de la lengua, la identidad étnica, ser indígena se encuentra ligada a otros elementos como el territorio o los vínculos familiares”.
“La lengua es un elemento de suma importancia y creo como antropóloga, que es muy importante para los pueblos, nos permite acercarnos a nuevas formas de ver y entender el mundo, pero ya no es el único referente en la actualidad para que un pueblo pueda ser reconocido como tal”.
“El pueblo Cochimíe no es el único que esta en un proceso de revitalización cultural identitaria, me atrevería a decir que hay una interesante emergencia indígena de pueblos que han sido invisibilizados”, concluyó la investigadora.
A la conferencia asistieron algunos representantes del pueblo cochimí, mismos que compartieron al público un poco de su historia, entre ellos, María de la Luz quién es presidenta de la asociación Milapá, junto con Francisco Grado y Miguel Ángel Placencia.