_ Ejecutantes, compositores, directores de orquesta e investigadores participan en el encuentro académico La música contemporánea vista por sus intérpretes Concluye el 15 de octubre con la mesa redonda Música en escena, en la que estarán Lourdes Ambriz, María Morett, Carmina Escobar y Sergio Vela
En el coloquio La música contemporánea vista por sus intérpretes, que organiza Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través del Centro de Investigación, Documentación e Información de la Música Carlos Chávez (Cenidim), los participantes expresaron que la música se debe tocar con el alma para generar sensaciones o emociones en el público y se debe ejecutar sin juzgarla, pues quien la juzga es el tiempo.
El encuentro académico se lleva a cabo del 12 al 15 de octubre, de forma presencial en el Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes (Cenart), con transmisión en vivo por el Canal YouTube del Cenidim, el Canal 23 del Cenart y los portales: musicaenmexico.com.mx y sonuslitterarum.mx/coloquio.
En las primeras sesiones se abordaron temas como las técnicas extendidas, los formatos alternativos, las nuevas escrituras, el intérprete y la improvisación, en las que estuvieron Ronald Zollman, Raúl Herrera, Ana Cervantes, Gladys Zamora, Juan Carlos Laguna, Michel Hernández, Héctor Infanzón y René Solís.
En la mesa de debate titulada Historias participaron el director de orquesta Fernando Lozano, el clarinetista Luis Humberto Ramos y la flautista Mariaelena Arizpe, moderados por Luis Jaime Cortez.
Abundaron sobre las dificultades a las que se enfrentaban cuando grababan música en la década de los setenta, ya que pasar una grabación al acetato se convertía en una hazaña, ante el riesgo de perder el material en la transición de un formato a otro, compartió Arizpe, mientras que Ramos destacó la suerte que tuvo al realizar su primera grabación en el Palacio de Bellas Artes con la Sonatina, de Candelario Huízar.
La distinguida flautista recordó sus experiencias con Mario Lavista, refirió que el autor “usaba las técnicas extendidas al servicio de la música, no al revés, el intérprete es un traductor del compositor, debe prestar su voz para que el creador de la obra se manifieste como si se tratara de un poema…, se debe tocar con el alma, de manera que se refleje el dolor de ese lamento musical”, esto al referirse a la obra para flauta Lamento, de Lavista.
Para interpretar —indicó Arizpe— se debe tocar la música con el alma, para generar sensaciones o emociones en el público; el compositor debe entrar en la piel del intérprete y éste, a su vez, en la piel del público.
Fernando Lozano habló de sus giras y de la gran aceptación del público a nivel mundial de las piezas emblemáticas, Huapango, de José Pablo Moncayo, y de Sensemayá, de Silvestre Revueltas.
El fundador del Centro Cultural Ollin Yoliztli, incluyendo la Escuela Vida y Movimiento, actualmente imparte talleres y cursos de dirección orquestal, espacio en el que se vincula con las nuevas generaciones de músicos mexicanos. El reconocido director de orquesta mostró al público que acudió al Aula Magna del Cenart, con una copia de la obra Ritual, de Mario Lavista, y aseguró que la música contemporánea mexicana se debe tocar, no se debe juzgar, quien la juzgará será el tiempo.
En su oportunidad, durante el segundo día de sesiones, el violinista del Cuarteto Latinoamericano, Arón Bitrán, y el investigador y musicólogo Luis Jaime Cortez, hablaron sobre el trabajo de investigación y estudio que llevan a cabo los intérpretes antes de tocar alguna obra.
“Se debe hacer una lectura muy rigurosa de la partitura, en las escuelas se enseña el ritmo, la afinación y el solfeo, pero se dejan atrás las anotaciones en las partituras, el intérprete tiene mucho que ver en darle vida a esos signos muertos en papel y, si tiene la suerte de interactuar con el compositor, es mucho mejor”, explicó el violinista. “No se debe subestimar a los intérpretes, porque son quienes le dan vida a la música”.
El artista habló de la identidad del Cuarteto Latinoamericano, que está precisamente en la música del continente, pero expresó que como cuarteto sienten frustración de que otras agrupaciones a nivel internacional no tocan las piezas de autores como Heitor Villa-Lobos, Silvestre Revueltas, Rodolfo Halffter, Carlos Chávez, Manuel M. Ponce, Mario Lavista, entre otros. “Pienso que posiblemente la razón sea que son partituras difíciles de conseguir y es música difícil de interpretar que se sale de los cánones tradicionales europeos, la complejidad rítmica es enorme, aunque no estoy seguro de que esto sea válido”.
Asimismo, recordó que Mario Lavista estaba interesado en el renacimiento instrumental y en el trabajo con los músicos, “le fascinaban los armónicos con cuerdas y como éramos vecinos, llegaba a la casa y escuchábamos sesiones interminables. Así se logró Reflejos de la noche, que es el segundo cuarteto, al que siguieron el 3, 4, 5 y 6; luego trabajó el séptimo y octavo por encargo de los cuartetos Simón Bolívar y White”.
En el coloquio también se abordarán temas como el intérprete electroacústico, las historias, aportaciones y recursos, la música en escena, sin descuidar los anecdotarios siempre fértiles en recursos creativos y hedónicos.
El objetivo es hacer un ejercicio de historia oral, una reflexión desde la filosofía de la música sobre los fundamentos que despliegan los intérpretes, normalmente sin palabras.
El coloquio concluye el 15 de octubre con la mesa redonda Música en escena, en la que participarán Lourdes Ambriz, María Morett, Carmina Escobar y Sergio Vela, con la moderación de Ana Lara, de las 14:00 a las 15:15 horas. Previamente, estarán Horacio Franco, Ricardo Gallardo, Luis Jaime Cortez, Fernando Domínguez, Lucía Olmos, Michel Hernández y Ana Lara.
